¡Ministra de la Mujer debe ser removida!
Al día siguiente que en un noticiero apareciera la encargada de Radiología y Rayos X del Hospital Loayza –del Estado– declarando que “hace semanas no brindan servicio por falta de presupuesto”, la impresentable ministra de la Mujer (¿por qué no de la Familia, si tanto cacarea la inclusión?) dilapidaba S/ 225 mil en mandilitos rosaditos para colocárselos a la alta oficialidad del Ejército de Bolognesi como “compromiso por la igualdad” (de género, evidentemente). Es decir, una ministro de Estado utilizando a los soldados del Perú destinados a defender la seguridad interna y externa del territorio –así como malversando los escasísimos recursos del Estado– para promocionar un símbolo ideológico-político proveniente del extranjero, conocido como ideología de género. Por cierto, detrás de semejante infamia –que viola la normativa vigente sobre el uso del uniforme castrense y ridiculiza a la cúpula militar del Perú frente a la tropa que se encuentra bajo su mando– está el régimen Vizcarra, propiciando esta campaña de desprestigio, sometimiento y humillación a las Fuerzas Armadas con propósitos obviamente deleznables que pronto se confirmarán. Este hecho, además, constituye un peligroso, preocupante y sumamente sospechoso gesto de doblez de la Fuerza Armada al poder político, en el preciso momento en que la Constitución viene siendo intimidada por la amenaza del presidente Vizcarra de disolver un poder del Estado porque el Legislativo no hace lo que él dice, en los términos que él quiere y dentro del plazo que él impone. Vale decir, guiños sin duda dictatoriales que los peruanos –incluidos los miembros de las Fuerzas Armadas– no podemos, ni debemos y mucho menos queremos que procedan.
Ciertamente si el Comandante General del Ejército considera que su comando debe dar un mensaje sobre la igualdad de hombres y mujeres en su institución, no hace falta vestir al comando con mandil rosado. Basta con decirlo. Punto. Asimismo son ilustrativas las alusiones al atropello a los militares aparecidas en las redes sociales. Una de ellas lo sintetiza así: “Detrás de todo esto existe una campaña de los sectores pro LGTB, aborto, ideología de género en Educación Inicial, dependencia en Sur del gas boliviano, etc. ¡Cuidado! ¡A Vizcarra lo gobiernan estos sectores!”. Igualmente el congresista del Castillo advirtió que la ministra de marras podría presentarse ante otras instituciones de las FF.AA. “para seguir ‘disfrazando’ de color rosado a los uniformados”, reafirmando que toda la responsabilidad recae en ella. Nadie más. De otro lado Otto Guibovich, ex Comandante General del Ejército, no cree que “a través del uso de mandiles rosados se pueda combatir los excesos contra las mujeres. Además, se está estigmatizando a las mujeres con un mandil (…) lo que están haciendo es un show mediático y me parece de mal gusto que se utilice al Ejército para ello”. La impresentable ministra de la Mujer retrucó con esta otra afrenta al Ejército: “A quienes dicen que esto humilla al Ejército, al Ejército lo humilla el haberse arrastrado ante Montesinos”. ¡Oiga usted, ministra prepotente, renuncie ya y no siga provocando más incordios en el país!