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Minería con alma

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Fecha Publicación: 27/09/2025 - 21:00
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En tiempos de fragmentación y desconfianza, el Perú tiene ante sí una oportunidad histórica: demostrar que la minería no es solo una actividad extractiva, sino una herramienta de desarrollo territorial, cohesión social y visión compartida. La Convención Minera PERUMIN nos convoca no solo a debatir cifras y tecnologías, sino a imaginar un modelo que combine eficiencia con humanidad, trazabilidad con inclusión, rentabilidad con propósito. ¿Podemos liderar una minería con alma? Yo creo que sí.
Pero para lograrlo, necesitamos desbloquear proyectos que ya están listos, como CONGA, y convertirlos en motores de bienestar tangible para las comunidades, con beneficios visibles en el cortísimo plazo. El Estado tiene en sus manos la llave de la confianza: acelerar procesos, garantizar pactos éticos y demostrar que el desarrollo no es una promesa, sino una experiencia concreta. La lentitud burocrática no solo posterga inversiones, sino también esperanzas. Cada día que pasa sin decisión es una oportunidad perdida para integrar al Perú profundo en la ruta del progreso.
Una minería con alma exige más que permisos: requiere visión territorial, pactos sociales y voluntad política. No basta con extraer recursos; hay que sembrar confianza. Eso implica asegurar que las comunidades vean resultados inmediatos—infraestructura, empleo, servicios—como parte de un modelo que respete su identidad y proyecte su futuro. La licencia social no se decreta: se construye con presencia, diálogo y cumplimiento.
El Perú puede ser referente de una minería que integre tecnología de punta con sensibilidad humana. Tenemos el talento, el capital y el territorio. Lo que falta es decisión. El Gobierno tiene la oportunidad de demostrar que el desarrollo no es una consigna, sino una política activa. Desbloquear proyectos paralizados, como CONGA, no es ceder ante intereses, sino responder con responsabilidad a una demanda nacional de crecimiento con equidad.
La Convención Minera no debe ser solo una vitrina de innovación, sino un espacio de reconciliación. Reconciliación entre Estado y empresa, entre empresa y comunidad, entre desarrollo y dignidad. Porque cuando la minería se hace con alma, el Perú no solo crece: se transforma.
Desde PERUCÁMARAS, reafirmamos nuestra disposición a contribuir en este esfuerzo colectivo, persuadiendo, articulando y acompañando procesos que beneficien al país, siempre que se hagan con respeto al entorno y a la dignidad de las personas. Imaginemos juntos el Perú de aquí a diez años: más integrado, más justo, más próspero. Ojalá nuestras autoridades no se pierdan la oportunidad de decidir ahora.

Por Óscar Zapata

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