Milei, sí se puede

El presidente electo de Argentina, el economista liberal libertario Javier Milei, asume el timón de un país cuya economía y tejido social están devastados por décadas de políticas peronistas y kirchneristas, marcados por la hiperinflación, la corrupción y el crecimiento de la pobreza.

En este desafiante escenario, la prensa, en su afán de cuestionar, siembra la duda de si podrá implementar los recortes del gasto público, sabiendo que se hizo con éxito en otras naciones, incluyendo el Perú. Los grandes medios, siempre caviarizados, cuestionan la dolarización de la economía para combatir una inflación creciente del 142% anual. Este escepticismo no se vio cuando el zurdo expresidente ecuatoriano Rafael Correa adoptó una medida similar. Así, los autoproclamados “objetivos e independientes” que, en su silencio, fueron cómplices del saqueo latinoamericano por parte de Odebrecht y de difamar a presidentes que marcaron hitos.

Milei, señala a la “casta” (política) como responsable de la tragedia argentina, pero no reconoce que la verdadera desgracia de nuestros países radica en la élite, esa “casta social sin principios” que perdura más allá de los mandatos presidenciales. Entre éstos se encuentran los empresarios mediáticos que satanizan a quienes no se someten a sus designios particulares.

Milei colma de esperanza a un país que alguna vez fue un pedacito de Europa, del primer mundo, en América y que hoy lucha contra la extrema pobreza. En su discurso proclamó: “Hoy comienza la reconstrucción de Argentina”. Esa es su promesa y la esperanza no solo de sus compatriotas sino de la región.
A sus 53 años, asumirá el 10 de diciembre un país con 40% de pobreza, azotado por la inseguridad y la corrupción. Una nación en cuidados intensivos, con un Producto Bruto Interno (PBI) 2.2% menor al prepandémico; reservas negativas en el Banco Central y un déficit comercial monumental.

La receta de Milei ha funcionado donde se aplicó: reducir el Estado al máximo, evitar su intervencionismo, frenar la inflación encogiendo el Estado y fomentar el espíritu emprendedor, con oportunidades para los pobres. Esto tuvo resultados positivos en nuestro país con el presidente Alberto Fujimori en la década de los noventa.
Milei, con su melena alocada y su semblante del joven mago de ficción Harry Potter, dice: “Nuestro compromiso es con la democracia, con el comercio libre y con la paz. Vamos a trabajar codo a codo con las naciones libres del mundo”.

En su estrategia para reconstruir el país, eliminará varios ministerios, pero creará uno que debería ser aplaudido incluso por los comunistas: el Ministerio de Capital Social, destinado a velar por los más vulnerables, por la gente que es el mayor recurso de un país.

En Argentina, más de la mitad de los pobres son niños de hasta 14 años. Milei busca abordar las desigualdades y las dificultades más acuciantes, especialmente entre los jóvenes. Con un enfoque de creación de oportunidades y despertando la esperanza en un país que anhela renacer.

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