¿Miedo a la Inteligencia Artificial o a nuestra maldad?
La Inteligencia Artificial (IA) ya está aquí y llegó para quedarse. Diferentes sectores están aterrados por considerarla una potencial amenaza contra la humanidad; como si la humanidad no fuera su mayor enemiga, al destruir el ambiente que la cobija, acumulando exageradas riquezas mientras millones viven en pobreza extrema; promoviendo el asesinato de nuestra propia especie en el vientre materno; enviciando a la juventud con drogas y alcohol, al punto de volverlos inútiles, y a las naciones declarándose permanentemente la guerra por quítame estas pajas.
El miedo a este portentoso desarrollo tecnológico es tal que el genial Elon Musk, CEO de Twitter y Tesla, pese a utilizar la inteligencia artificial en la fabricación de su línea de automóviles, convocó a mil especialistas para firmar una carta exigiendo que se frene el desarrollo de la IA; firmaron el cofundador de Apple, Steve Wozniak y a Emad Mostaque, CEO de Stability AI, el grupo de inteligencia artificial de Google, entre otros. Los mil expertos piden detener todo avance hasta que se garantice que su uso será positivo y beneficioso para la humanidad.
Ese mismo grupo pidió frenar mayores desarrollos del ChatGPT (Generative Pre-TrainedTransformer), de OpenAI, una aplicación de inteligencia artificial capaz de correlacionar patrones de información para responder preguntas sobre una vasta mayoría de temas, usando una base de datos estática y propia. Así, este chat no permite una retroalimentación con los usuarios ni conexión a internet lo que lo protege de ser contaminado o confundido por los usuarios e información sesgada. Eso le pasó a TAY, el chat de inteligencia artificial de Microsoft, que por interactuar con los humanos en pocos días aprendió todos tipo de prejuicios volviéndose racista, machista, xenófobo, entre otras cuestionables posturas.
El ChatGPT (que ya va en su versión 4) es capaz de resumir textos, escribir códigos de programación, crear agendas de viajes acorde a las preferencias del usuario, componer música, escribir poesía, novelas, guiones de series y películas, para citar algunas de sus asombrosas y múltiples capacidades. Es la primera gran aplicación de IA gratuita de alcance masivo.
Es un hecho que todos los avances tecnológicos tienen dos caras, una bondadosa y otra perversa. La energía nuclear, por ejemplo, ha brindado energía barata y limpia a millones de seres humanos, pero fue usada para construir un arma brutal: la bomba atómica.
Esta es la razón por la que existe una lógica inquietud y preocupación por abordar la ética de la portentosa inteligencia artificial, es decir la llamada “algorética”. Esto, para garantizar que la Inteligencia Artificial se desarrolle para servicio y bienestar de las personas, sin discriminación y que esté al alcance de todos. Dependerá de la sensibilidad moral de quienes crean los algoritmos que la IA sea buena y útil para las necesidades de la gente.
En el Parlamento Europeo hay una propuesta de reglamento para establecer las normas para una inteligencia artificial que vincule al progreso tecnológico y el desarrollo empresarial con la protección de las personas y de los valores democráticos.
Mientras tanto el mundo sin inteligencia artificial sigue siendo el hogar de la única especie que mata por matar con maldad inenarrable a su propia especie y violenta, por gusto, hasta a su clan familiar.
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