Mi antípodas, Sarmiento

Aunque discrepamos ideológicamente, él es socialista, yo liberal, coincidimos más de lo que pueden imaginar. Hemos marchado juntos contra la corrupción o cuando han pretendido atentar contra la democracia. Ambos peleamos por la libertad porque somos respetuosos de la república, admiramos como narradores a Vargas Llosa y Arguedas aunque criticamos, él a Mario, yo a José María, sus militancias.

Desde el 2016, Sixto Sarmiento es el director cultural del Festival Internacional Primavera Poética, que este 2023 celebrará su décima edición. Lo he visto desvivirse por la poesía, por atender a sus apóstoles, por consolidarse como el extraordinario anfitrión de los escritores que llegan, de diversas regiones, con la sola convicción de construir desde el idioma.

A ello, agregar que soy el orgulloso editor de sus últimos seis títulos, el más reciente: “Canasto de carrizo”. Formado como profesional de ciencias, como Parra o como Sábato, Sixto ha hecho del lenguaje su alfanje más letal contra la injusticia. Por eso hacemos equipo, por eso compartimos proyectos. Ambos estamos convencidos que la cultura y la democracia se fortalecen por su pluralidad de visión, de perspectiva. De lo que se trata es de no claudicar en lo moral y de ofrecerle a nuestras plataformas apertura para su renovación.

La estática destruye. Esto lo postulaba González Prada, Haya De La Torre y Mariátegui. Volvamos a su libro de poesía. Sixto Sarmiento abre “Canasto de carrizo” advirtiéndonos que, en su imaginario, el sol salió disparado/ como los cobardes que huyen/ hacia otra dirección. No estamos frente a un libro de lectura complaciente, sino ante un grito. Aquí, los versos de Sarmiento se afirman como el puño en alto con el que ha venido izando las preocupaciones que lo presentaron como el poeta social que necesitábamos leer. Alguien que, sin artificios, interpreta la queja, el dolor suspendido, la escucha postergada de nuestras regiones.

Por eso acude a su primera patria, por eso habla por él la lluvia, el trueno, la nostalgia. Pero habla también el maestro que construye sus sueños mientras deshace la tiza en su pizarra. Entonces, aún más allá de los harapos de esta época que nos ha tocado sobrevivir, pide que cuidemos los colores, la fragancia de las rosas después del desayuno. El poeta cree en la reconstrucción porque cree en el fuego, en las señales de la cordillera, cree en los atuendos que usaba cuando era un niño, cree en los eucaliptos, en la libertad: la única espada con la que sabe, podemos defender nuestra bandera. “Canasto de carrizo” es el libro más íntimo de Sixto Sarmiento.

Si antes cantó desde la indignación, cuando nos entregó “En voz alta” y “Diario de un indigente”, ahora nos canta desde su casa, desde el pan que no existe, desde la piedra que puede ser nuestra propia lápida. Leámoslo, de pie. El libro lo presentaremos en la FIL, el martes 25, a las 16 horas, en el auditorio César Vallejo.Mi antípodas, Sarmiento

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