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México después de AMLO

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Fecha Publicación: 12/06/2024 - 22:20
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Perú y México tienen una relación cercana y distinta a la vez. Nos aproxima la cultura, la religión, el idioma, el recuerdo de una civilización pre-hispánica que alcanzó un alto grado de desarrollo y la visión de una América unida frente a los terribles desafíos que hoy sufre el planeta. Nos distancia la geografía y las diferentes visiones geopolíticas que ambos países tenemos por el lugar que ocupamos en el Hemisferio Occidental. Perú en la costa central de Sudamérica frente al Océano Pacífico, con un territorio definido a pesar de las pérdidas que experimentamos en los siglos XIX y XX. México entre los Estados Unidos y la América Central, vecindad que en el pasado le causó diversos traumas como el recorte de su territorio a su actual frontera en el norte trazada por el río Grande. Y de otro lado su indiscutible liderazgo frente a sus desunidos vecinos de la América Central.
En estas circunstancias su actual mandatario Andrés Manuel López Obrador, AMLO por mayores señas, se empeñó en jugar el papel de hermano mayor del continente hispanoamericano, que los Estados Unidos habían renunciado a ejercer desde hace muchas décadas. Esa visión paternalista lo condujo a conflictos innecesarios y contraproducentes con Bolivia, Perú, Ecuador, Argentina, entre otros. De otro lado, obsedido por una visión izquierdista, ha apoyado a Cuba, Nicaragua y Venezuela que no son precisamente un ejemplo de democracia interna y de crecimiento económico. AMLO por su propia decisión se ha colocado en el lado equivocado de la historia. Sin embargo, todo tiene un término y AMLO al vencimiento de su mandato dejará el poder luego de unas elecciones muy violentas, en las que la candidata de su partido, Claudia Sheinbaum, triunfó con los dos tercios del voto popular.
¿Eso significa que la presidenta electa Claudia Sheinbaum se convierta en un títere de AMLO? La realidad política en México determina que el nuevo presidente ejerce el poder y el anterior se retira a una jubilación honorable, sin influencia efectiva para ejercer el mando frente a quien lo ha sucedido. La nueva presidenta ejerció cargos de gran influencia nacional como el de jefa del gobierno de la Ciudad de México y ha recibido un mandato electoral a nombre suyo y no de su actual patrocinador. Hoy Claudia Sheinbaum es la dueña de su destino y no tendría sentido que continúe en el papel de dócil discípula.
De otro lado, ¿qué ha sacado México con su política de intromisión? La realidad evidente es que nada, más allá que Ecuador violase el recinto de su embajada y que el Perú rechace categóricamente su intento de cambiar al gobierno de Dina Boluarte. En el caso de Bolivia sólo ha conseguido complicar aún más la crisis económica y política de ese país. En buenas cuentas su política exterior en América Latina ha sido un desastre. Ante ese panorama, ¿qué puede hacer la presidenta electa Sheinbaum? El sentido común indica que debe producirse un acercamiento, quizás algo más complicado con el Ecuador por el asalto a la embajada mexicana en Quito, pero mucho menor con el Perú que respetó el asilo de la esposa del expresidente Castillo. La presidenta Dina Boluarte ha felicitado a Claudia Sheinbaum por su abrumadora elección, de mujer a mujer, ¿por qué no la invita a su trasmisión de mando? Sería lo obvio en estos momentos. Esperemos que así sea.

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