Metropolitano: urgen medidas de emergencia…
Hace unos días el representante de la Contraloría daba a conocer los resultados de las acciones de control realizadas en las instalaciones del Metropolitano a lo largo de su recorrido desde la Estación Central hasta la zona norte por la estación de El Naranjal y otros, y la zona sur hasta Chorrillos. Los cuestionamientos fueron muchos y expuestos por una persona que hizo la verificación mediante observación, razón por la cual el diagnóstico dado a conocer de manera fría y sin vida no ha motivado una respuesta inmediata para subsanar las deficiencias críticas y, al parecer, todos se tomarán su tiempo aunque el servicio esté a punto de colapsar. Una acción de control para ser efectiva y eficaz no puede hacerse mirando sino viviendo el problema. Nada costaba a los contralores dividirse la tarea, unos tomando el bus desde la Estación Central hacia el norte y hacia el sur; y otros, yendo a las estaciones más remotas, hacer sus colas, apretujarse para subir y para mantenerse dentro del bus, para verificar la magnitud de los roces, empellones y apretujones que provocan reacciones coléricas que van desde un reclamo airado hasta expresiones injuriosas e insultantes, porque las estaciones colapsan en horas punta y los buses tardan demasiado y vienen reventando de pasajeros.
Cuando se culmine la conexión entre la Estación Central y la Vía Expresa Grau, el colapso en horas punta será terrible y la Estación Central será desbordada. En ninguna estación se ven indicadores con la capacidad de aforo de cada una de ellas. Hay que ir a la Estación Central a partir de las diecisiete hasta las veinte horas para darse cuenta de la masa de gente allí concentrada que se mueve con mucha dificultad de una puerta de embarque hacia otra o para ir a la zona de embarque hacia el norte desde la zona de embarque hacia el sur. En todo este desmadre hay una estación en la cual puede producirse un desbande donde la masa de gente se mate entre sí. Nos referimos a la estación “Angamos”. En hora punta, la gente que ingresa para tomar los buses al norte o al sur se convierte en una masa que literalmente llena todos los espacios provocando que los que van llegando después formen largas colas en doble línea porque abarcan los dos embarcaderos, pero los que descienden de los buses también constituyen otra masa de gente que no puede salir porque todas las vías están bloqueadas y, como en la puerta de ingreso desde la avenida Angamos los dos trabajadores de la ATU paran rascándose la barriga, permiten que la gente siga ingresando sin percatarse que ya todo está por reventar. No hay cabida para niños y menos para personas con discapacidad. La tragedia está a la vista porque el único modo de avanzar es a empujones y gana quien va con más fuerza.
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