Mejor ministro que eminencia gris
Juan José Santivañez ha sido nombrado nuevamente ministro en el gobierno de Dina Boluarte, esta vez en la cartera de Justicia y DD. HH. La última vez no le fue muy bien en el Ministerio del Interior y fue censurado por el Congreso. Es decir, le sacaron tarjeta roja. No hay ningún impedimento legal ni constitucional para que un ministro censurado pueda retornar al gabinete en otro ministerio. Esto es absurdo, pero así es la ley que muchas, sino todas, no van con las leyes del sentido común.
Los detractores del flamante segundo debut de Santivañez en el MINJUS son los caviares y los comunistas, y algunos sapos de una derecha desbocada. Después de su caída ministerial, Santivañez se robusteció en el gobierno de Boluarte hasta convertirse en su hombre fuerte. Lo más peligroso que nos enseña la historia está, precisamente, en aquellos hombres fuertes que merodean el poder sin tener responsabilidad política alguna.
Sucedió en el Perú con Montesinos, que ya sale de prisión este año, justo para la campaña electoral. Sucedió en Argentina con López Rega (el brujo), un espiritista que se convirtió en eminencia gris del sainete de gobierno que fue el de Isabelita Perón en Argentina, y que terminó con un golpe fascista sangriento con miles de desaparecidos. Y el epítome de los favoritos sin responsabilidad fue, evidentemente, Rasputín, en realidad un chivo expiatorio del descalabro del sistema político y administrativo zarista, desfasado completamente de los cambios del siglo XX (seguían creyendo en una autocracia ilimitada). Su influencia sobre la zarina y de esta sobre el zar lo hicieron odioso ante la aristocracia rusa y la familia real. El final de sus días estuvo en manos del príncipe Yusupov, un hermoso joven amanerado que, después de fallar con el cianuro, lo mató a balazos en su gran palacio del Moika, en San Petersburgo.
Todos estos hombres tuvieron en común el poder sin responsabilidad política. Santivañez iba camino a convertirse en eso hasta que lo nombraron ministro. Ahora los focos de la opinión pública, a través de una prensa que le tiene ojeriza, y el Congreso lo tendrán vigilado de acuerdo a los mecanismos constitucionales.
Cierto es que el personaje es controvertido. Pero cuando los caviares y comunistas chillan es por algo bueno. Santivañez ha dicho que va a limpiar el ministerio de caviares. Es un buen comienzo.
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