Megaproyectos para reimpulsar el turismo en el Perú

En cualquier plan de gobierno serio, es indispensable identificar las principales ofertas económicas del país, y el turismo, la llamada industria sin chimeneas, es una de las más estratégicas. Urge evaluar las propuestas de los candidatos y anticipar cómo enfrentarán los retos de este sector como un verdadero motor de la economía peruana. En un país con la diversidad cultural, arqueológica y natural del Perú, dejar de aprovechar esta ventaja sería un error estratégico. España, con tan solo playas, tiene más de 60 millones de turistas.
Antes de la pandemia, el turismo peruano ya había superado los 4 millones de visitantes extranjeros, consolidándose como una de las actividades con mayor proyección económica. Sin embargo, a diferencia de otros países que ya recuperaron e incluso superaron sus cifras prepandemia, el Perú sigue rezagado, con apenas 3.2 millones de turistas extranjeros en 2024. Esto ocurre a pesar de contar con un portafolio turístico único: somos el país con más atractivos culturales, preincas e incas, con decenas de sitios arqueológicos, paisajes naturales, un litoral lleno de playas y tradiciones vivas, capaces de generar una oferta diversificada y altamente demandada, como las líneas de Nazca.
En este contexto, el anuncio del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) resulta alentador. La ministra Désilú León informó sobre la priorización de cuatro megaproyectos con una inversión estimada de S/ 2 400 millones, orientados a diversificar y fortalecer la oferta turística en regiones estratégicas que generan trabajo.
El primero es el teleférico de Choquequirao, que reducirá el acceso a la ciudadela inca de dos días de caminata a apenas 20 minutos, con capacidad para recibir más de un millón de visitantes al año. Se trata de una obra emblemática que, al igual que Machu Picchu en su momento, puede convertirse en un ícono mundial del turismo cultural y arqueológico.
El segundo, el Corredor Turístico Macro Norte, articulará Cajamarca, Amazonas, Lambayeque y San Martín, con una inversión de 800 millones de soles. Esta ruta integrará destinos como Chachapoyas, Kuélap, Sipán y Tarapoto, creando un circuito que combine historia, naturaleza y gastronomía para más de cinco millones de viajeros nacionales e internacionales.
A ello se suman el fortalecimiento del destino Arequipa–Colca, con 331 millones de soles, y el mejoramiento de las playas del norte en Piura y Tumbes, con S/ 400 millones. Estos últimos apuntan a consolidar el turismo natural y de aventura, atrayendo inversión hotelera y aumentando la competitividad frente a otros destinos del Pacífico.
El impacto de estos proyectos trasciende lo estrictamente turístico. Implican mejoras en transporte, saneamiento, seguridad, servicios básicos y, sobre todo, condiciones para atraer inversión privada en hotelería, gastronomía y rutas aéreas. El anuncio de 29 proyectos hoteleros por más de 670 millones de dólares y la llegada de 14 cadenas internacionales confirma que existe interés si se generan las garantías adecuadas.
Para que todo esto sea sostenible, la seguridad debe ser una regla en el ámbito ciudadano, de salud y de servicios integrales. Ya es tiempo de superar nuestras cifras prepandemia de 4 millones de turistas extranjeros, y solo un lugar percibido como seguro será capaz de atraer y retener un flujo creciente de turistas.

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