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Medios, mentiras y comunismo

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Fecha Publicación: 05/06/2021 - 19:50
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Durante las dos últimas décadas la gran prensa peruana ha sido la mejor aliada del proyecto comunista que podría hacerse hoy del poder. A lo largo de este tiempo los directores de medios y sus periodistas han tratado con escalofriante manipulación la problemática social, económica y ambiental que afecta a los dos países que cohabitan nuestro territorio: el Perú moderno, documentado y con seguridad jurídica; y ese otro Perú que Hernando de Soto llama preindustrial, sin nada que garantice firmemente la propiedad del techo que cobija ni la chacra trabajada.
Mendazmente trataron el genocida manejo de la pandemia de la covid-19 que ha cobrado la vida de más de 180 mil compatriotas (recién lo sabemos); aplaudieron a Vizcarra por la compra de las vacunas Sinopharm (las más caras y menos eficientes); ocultaron su vacunación secreta, a espaldas de un pueblo asustado, pauperizado y doliente. Esos medios azuzaron protestas callejeras contra la correcta y constitucional vacancia del delincuente Martín Vizcarra; endiosaron a los prontuariados Inti y Bryan, jóvenes lamentablemente muertos en esas protestas; denigraron a la Policía Nacional; forzaron la renuncia del decentísimo acciopopulista Manuel Merino de Lama y aplaudieron que la presidencia quedase a cargo del inútil Francisco Sagasti, cuyo orgullo es guardar los autógrafos de dos criminales terroristas del MRTA.

Esos medios han mancillado honras, promovido persecuciones implacables y aplaudido injustas prisiones. Su intromisión en la cosa política ha llegado al extremo de operativos como el montado por la despreciable colombiana Clara Elvira Ospina, de América TV en 2016, para tirarse abajo la candidatura de Keiko Fujimori y favorecer al agente de Odebrecht, Pedro Pablo Kuczynski. Esas mentiras mediáticas son duraderas y muy difíciles de borrar.
El propagandista comunista alemán Willi Münzenberg, que tanto sirvió a la Komitern de Lenin, era un convencido de que para expandir la revolución por el planeta se requería el concurso de la clase media, formadores de opinión periodistas, artistas, actores, escritores, músicos, novelistas, dramaturgos y gente común (los “compañeros de viaje” del comunismo). En el Perú, tales “compañeros” han lavado banderas, cruzado los brazos, realizado performances anti todo, garabateado las paredes con mensajes terroristas y torcido la historia. La gran prensa los ha aupado y alcanzaron fama por protagonizar toda serie y telenovela de mala muerte excretada por las pantallas de los canales más importantes.

Münzenberg sustituyó en sus campañas la palabra caridad con la muy progre solidaridad. Por él, una inmensa mayoría de la intelectualidad occidental tuvo una actitud comprensiva con el comunismo ruso, criminal, corrupto y hambreador. Este hombre fue el mayor manipulador informativo de la historia, un notable en el manejo de la mentira.

Un par de grupos mediáticos deberían erigir una estatua a ese, por ser seguidores de sus perversas enseñanzas, especialmente si hoy gana el comunismo.