Mateo Joaquín de Cossio y la contrarrevolución
El padre Mateo Joaquín de Cossio nació en Arequipa el 6 febrero de 1789. Fue hijo de doña Joaquina Urbicain y Carasas (1753-1812) casado desde 1769 con el brigadier Mateo Vicente Cossio de la Pedrueza (1742-1821), caballero de Santiago natural de Castro de Urdiales.
La Arequipa de finales del siglo XVIII estuvo signada por la influencia reformista del obispo Pedro José Chaves de la Rosa (1740-1819) que llego a la ciudad en 1788 y desde el primer momento difundió la Ilustración cristiana entre un selecto cenáculo de sus amigos como brigadier Mateo Vicente de Cossio. El centro de sus reformas fue el seminario de San Jerónimo que se convirtió en el referente educativo y cultural de los ilustrados sur peruanos. En esta casa de estudios se formó la siguiente generación intelectual de la ciudad blanca que daría origen al pequeño grupo de liberales arequipeños como Francisco Xavier Luna Pizarro, Jose Gregorio Paz Soldán, José María Corbacho, Benito Lazo, e incluso radicales como González Vigil o Mariano José de Arce.
Tras la renuncia de Chaves de la Rosa al obispado, debido a la gran oposición de su grey conservadora a esas ideas progresistas (1805), le sucedió el muy ortodoxo obispo canario Luis Gonzaga de la Encina (1754-1816) quien formo a una nueva generación de estudiantes y sacerdotes bajo los principios de la tradición católica. Uno de sus discípulos más queridos fue Mateo Joaquín de Cossio quien regreso a su ciudad natal para ser ordenado presbítero (5-III-1814) luego de haber estudiado teología y derecho e en el colegio de San Martín de Lima.
Durante el obispado de Encina ocurrió la sublevación cuzqueña de Mateo Pumacahua (1740-1815) que tomo entre sus prisioneros al brigadier Mateo Vicente de Cossio corriendo mucho peligro de perder la vida. Los insurgentes avanzaron sobre Arequipa y tomaron esta ciudad tras derrotar en Apacheta (10-XI-1814) al intendente Jose Gabriel Moscoso (+1815) y al brigadier Francisco Picoaga (1751-1815) a quienes luego asesinaron mientras estaban es una celda.
Este crimen deslució a los insurgentes y puso a los arequipeños en contra de estos. En honor de estas víctimas el padre Cossio ofreció el sermón titulado: Elogio fúnebre del señor D. José Gabriel Moscoso, teniente coronel de los reales ejércitos, gobernador de Arequipa, en las exequias que el Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento de dicha Ciudad hizo en honor y sufragio de tan benemérito jefe el día 9 de marzo de 1815 que, con propiedad puede ser considerado uno de los más importantes textos del ideario contrarrevolucionario en Perú. Este elogio no solo es un recuerdo de los hechos y virtudes de los personajes victimados, sino que tiene un importante componente doctrinal condenando el liberalismo y defendiendo la monarquía tradicional.
Este notable discurso lo consagro como una figura distinguida de Arequipa y por ello el nuevo obispo José Sebastián de Goyeneche (1817-1872) lo tuvo entre sus más importantes colaboradores. Fue rector del seminario (10-VII-1821), párroco de Tiabaya y el Sagrario. Luego fue elegido canónigo en 1832, Maestrescuela (1838), Chantre (1842) y Arcediano (1843). También estuvo entre los fundadores de la Academia Lauretana y diputado suplente por Arequipa (1828). Cuando se produjo su sensible fallecimiento, en febrero de 1846 ya gozaba de gran reconocimiento tanto por su talento como por su ideario tradicionalista.
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