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Más gobierno, menos oportunismo

Fecha Publicación: 12/01/2019 - 22:13
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El retorno intempestivo del presidente Vizcarra del Brasil, que frustró su importante participación en la toma de mando de Joao Bolsonaro, ha pasado desapercibido en cuanto a su sentido más amplio para quienes solo le han dado la proyección corta e inmediata de que lo  hizo para rescatar a los fiscales Vela y Pérez que habían sido eliminados del equipo del caso Lava Jato por el ahora ex fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, quien, dicho sea de paso, los había nombrado unos seis meses antes en vista del inmovilismo del equipo anterior. Felizmente, se le fueron de las manos.

¿No era acaso la ceremonia de asunción al poder de Bolsonaro ocasión propicia para estrechar lazos con el gobierno del Brasil, país de origen del caso Lava Jato en el que un ex jefe de Estado como Lula purga carcelería, por ese motivo, por nueve años y seis meses ?

En el evento estuvo presente Sergio Moro, a quien Bolsonaro nombró ministro de Justicia del nuevo régimen precisamente por su descollante y emblemática actuación como juez del caso Lava Jato, pese a que Moro es de izquierda y Bolsonaro de ultraderecha. Moro fue quien metió a la cárcel al izquierdista Lula.

Vizcarra debió utilizar la visita para dialogar con Bolsonaro y Moro sobre el tema y plantear el mejoramiento de la colaboración entre ambos gobiernos cerrando filas contra los cárteles o “clubes” de la construcción de Perú y Brasil  que, a todas luces, lidera la siniestra Odebrecht (en Colombia ya han muerto envenenados testigos claves en negociados que involucran a dicha empresa).

Y, por cierto, reforzar la posición peruana en el impresentable proyecto de acuerdo con Odebrecht que es totalmente lesivo a los intereses y a la dignidad de nuestro país en cuanto al monto de la reparación civil que pagaría la empresa brasileña, la ilegal capacidad que recuperaría para trabajar con el Estado –como ya lo hace Graña y Montero– y la impunidad total que obtendrían sus directivos por soltar información relevante referida a solo cuatro de las decenas de proyectos que ha tenido la constructora carioca en nuestro país.

El presidente de Chile, Sebastíán Piñera, no retornó del Brasil con las manos vacías como lo hizo Vizcarra: en el mejor estilo de la Cancillería sureña, anunciò la suscripción de un convenio con el nuevo gobierno brasileño para la construcción de un tren bioceánico que impulsará  tres puertos chilenos en forma sustantiva, en un contexto  en el que ya el “focal point” o punto central de distribución de las navieras para el Pacífico Sur está en Valparaíso, cuando debería encontrarse en el Callao.

Vizcarra debe gobernar el Perú, no solo dedicarse a cultivar la platea que lo mantiene arriba en las encuestas: a todas luces, pudo manejar desde Brasil el respaldo que dio a los antes citados fiscales sin descuidar nuestras relaciones con dicho vecino tan importante

(*) Presidente de Perú Nación

Presidente del Consejo por la Paz