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Más allá del juego

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Fecha Publicación: 03/08/2024 - 21:10
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Ser un deportista de alto nivel no solo requiere destreza, sino también disciplina y perseverancia. Sin embargo, en un país como el nuestro, llegar a ser un deportista destacado resulta muy difícil, pues la desigualdad y la falta de oportunidades constituyen barreras que solo podrán superarse con políticas públicas que apuesten realmente por los semilleros de las diversas disciplinas deportivas.

El deporte es una oportunidad de cambio, de mejora de calidad de vida, de oportunidad de desarrollo integral para la persona. Es un factor potente en toda estrategia para combatir la inseguridad ciudadana, rescatando a los jóvenes de las calles que muchas veces renuncian a su potencial a cambio de la necesidad, condenándolos a una vida al margen de la ley.

Nuestro país carece de políticas deportivas; por lo menos, las iniciativas aún resultan insuficientes. Solo basta recordar a nuestros campeones de los Juegos Panamericanos que, con mucho esfuerzo y sacrificio, nos trajeron 10 medallas de oro, 6 de plata y 16 de bronce. Sin embargo, recibieron un apoyo insuficiente; la mayoría de ellos corrieron no solo con sus gastos para hacer posible su participación.

Las autoridades, bien gracias, solo a la orden del día para la foto. Este maltrato lo pasan los deportistas de alto rendimiento que deben someterse a una rigurosa preparación y solo cuentan con un apoyo por parte del Estado que resulta a todas luces insuficiente.

El sueño de todo deportista de alto nivel es llegar a representarnos en los Juegos Olímpicos, pero saben que ese sueño es solo para el que consigue grandes auspiciadores, algo que un atleta de provincia le será muy difícil de lograr; historias sobran.

El denominado Programa de Apoyo al Deportista (PAD) fue mejorado hace un par de años y hoy ofrece subvenciones económicas de hasta 6000 soles, además de otros beneficios a los deportistas calificados y de alto nivel, pero la condición es el mérito y el resultado. Se necesitan políticas deportivas que subvencionen la formación y el entrenamiento de los jóvenes que destacan en las diferentes disciplinas.

Pero en este propósito no puede estar solo el Estado, pues debe reconocerse insuficiente. Se necesita al sector privado, se necesita el compromiso de los empresarios, cuya participación es indispensable.

El Estado debe tener presente que el deporte es parte del derecho a la educación, un derecho cuyo acceso debe garantizar y, en ese sentido, debe agotar todos los medios y esfuerzos para lograr el objetivo.

Las Olimpiadas París 2024 no solo son la oportunidad de lucir impresionantes eventos de inauguración o de ver a los mejores deportistas en las diversas disciplinas, sino también para tomar conciencia del esfuerzo que le cuesta a las delegaciones, que cada deportista es un ser humano que le puso alma, vida y corazón a su propósito para llegar ahí, y no necesariamente con ayuda del Estado, que seguramente celebrará cada triunfo y alzará la copa, sin merecerlo.

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