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María y las guerras en el mundo

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Fecha Publicación: 14/08/2023 - 21:30
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La Iglesia Católica celebra hoy, 15 de agosto, la Fiesta de la Asunción, uno de los más grandes dogmas sobre María, la madre de Jesús de Nazaret. María fue invocada en las guerras de conquista y en los procesos de paz a lo largo de la historia de la sociedad planetaria. Los padres del derecho internacional, Francisco de Vitoria y Hugo Grocio, fueron sus fervientes devotos, y con ellos, muchos otros publicistas del denominado derecho de gentes, así como los estrategas de la guerra, que fueron marianos por excelencia.

Toda la Edad Media fue una muestra de la fuerza escatológica de la fe mariana que acompañó a los cruzados durante las guerras religiosas para recuperar el Santo Sepulcro de Jerusalén que había sido tomado durante la etapa expansiva del Islam, la tercera religión monoteísta en aparecer cronológicamente en la historia humana.

Antes se cuenta al judaísmo y al cristianismo; además, fue invocada en diversos sucesos conflictuales como en la Batalla de los Tercios durante la Guerra de los Ochenta Año en Europa, en que un tercio del ejército español derrotó en Flandes a una flota de diez navíos de los Estados Generales de los Países Bajos. Aconteció los días 7 y 8 de diciembre de 1585, que fuera la génesis del Dogma de la Inmaculada Concepción –que el mundo católico celebra cada 8 de diciembre–, varios siglos después, o la Primera

Guerra Mundial, extraordinariamente impactada por la aparición de la Virgen de Fátima en 1917. En plena Guerra Fría, y a pesar del fuerte ateísmo promovido por el comunismo, el Papa Pío XII, declaró por la Bula Munificentissimus Deus, el dogma de la Asunción de María, es decir, que la Virgen fue elevada a los cielos por Dios y, además, en cuerpo y alma, distinto de la Ascensión de Jesús, por la que el propio Nazareno, se elevó a los cielos sin ayuda de nadie ni de nada porque era Dios mismo.

El Concilio Vaticano II (1962) desarrolló con profundidad el sentido mariano en las juventudes de los años sesenta y setenta, en que cobraron protagonismo los alistamientos y afirmaciones para las guerras de Corea y de Vietnam, respectivamente. Francisco, el primer pontífice jesuita y americano, la llama la Madre de la

Esperanza y la invocó durante la pandemia de la Covid-19 y lo sigue haciendo en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, sobre todo pensando en los refugiados y en los migrantes, la población más vulnerable del globo, y recordando para ellos la protección del derecho internacional humanitario que vela por quienes hallándose en medio de las guerras no son parte de ellas.

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