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Maraña marxista

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Fecha Publicación: 12/07/2021 - 23:57
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El peligro que hoy amenaza al Perú y a los peruanos es, a no dudar, uno de los más grandes de su historia republicana.
No solo se trata del riesgo de destruir su apego a los valores y diseño organizativo que se nutrieron de la Revolución Francesa y de la independencia de las colonias británicas en América e hicieron posible el fin de la dominación española en el Continente. Se trata también de definir si el Perú y su riqueza humana y natural caen en manos del marxismo, pese a más de siglo y medio de fracaso como teoría política y económica y, peor aún, como alternativa de búsqueda del bien común, en todos los confines del planeta donde se ha aplicado.
Como parte de tan definitoria coyuntura y, me atrevo a decir, como causa de ella, se hace cada vez más evidente que los promotores del marxismo y sus cómplices, avisados o ingenuos, han tejido en las últimas décadas una red, penetrante como la enredadera más agresiva, que ha infiltrado con sus zarcillos y ramas todas las instituciones del Estado, principalmente aquellas que puedan permitirles hacerse del poder Legislativo y Ejecutivo, que son derivados del voto popular directo, sin necesidad de transparente activismo partidario y sometimiento a la auténtica voluntad ciudadana.
La maraña ha tomado las instituciones educativas -sobre todo públicas, aunque no exclusivamente-, los entes del sistema electoral, los medios de comunicación y claramente las instituciones del sistema de justicia.
Gracias a esa penetración, se ha cambiado la historia oficial, especialmente la más reciente de grave agresión del terrorismo -justificado ideológicamente en el marxismo-; se ha institucionalizado la persecución política a todo posible opositor bajo el disfraz de la lucha anticorrupción, tan selectiva que deja impune o intactos a sus aliados, incluso asignándoles, sin pudor alguno, fiscales y jueces que han sido antiguos colaboradores o allegados cuando no ha podido evitarse que el caso sea de dominio público.
Se ha permitido y se pretende convalidar la candidatura en la plancha presidencial de una persona que hace parte del sistema electoral, violándose elemental regla de mínima neutralidad del mismo. Ello es tan grave como que se descubriera la postulación de una persona extranjera o que no tiene peruanidad de nacimiento.
Como si lo anterior no bastara, el Jurado Nacional de Elecciones oculta las listas de electores de las mesas de sufragio, impidiendo así que se compruebe el fraude denunciado con sólidos indicios, y sustituye audiencias públicas con sesiones secretas.
Ante tremenda maraña, no cabe descanso ni concesión alguna.

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