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Manuel Merino, el antihéroe

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Fecha Publicación: 19/09/2025 - 20:20
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Manuel Arturo Merino de Lama fue el antihéroe del proceso político peruano pandémico. Es decir: El arquetipo Merino, anatomopolitizado y biopolitizado, ocupó el centro de nuestra sociedad discursiva en los días que le tocó ser presidente del congreso de la República para dirigir el proceso de vacancia del dictador Martín Vizcarra, entre el 20 de octubre y el 9 de noviembre de 2020; y, sobre todo, en los días que le tocó ser presidente de la República, entre el 10 y el 15 de noviembre de dicho año. Fue así: La narrativa caviar hegemónica de los pocos días de Merino dividió al Perú en el bando “nosotros, los correctos”, y el bando “otros, los incorrectos”. Una vez más la política fue la lucha cruenta por la posesión del sentido común para convertirlo en el sentido político de los roles del héroe, de la víctima y, por supuesto, del antihéroe.
El presidente Merino acaba de publicar la segunda edición de su libro titulado “El verdadero golpe”. Libro que, nuevamente, me hace el honor de llevar mi Prólogo. Verdaderamente, sigo pensando igual que hace cinco años. Merino, el antihéroe, tiene la virtud de la indisciplina ante el poder caviar. Es el presidente de la República que no se ordenó de cortesano de la dictadura caviar que, de manera subyacente y por relaciones de poder, gobierna al Perú de los últimos veinte años. Esta indisciplina le ha costado a este hombre el castigo caviar del aniquilamiento propio de quien es un “monstruo moral”. En verdad, le ha tocado sufrir una de las mayores anatomopolíticas que registra la historia contemporánea de la humanidad. Michel Foucault, por su enfoque poderoso, nos ayuda a desenmascarar el biopoder caviar. Semejante forma del poder se escinde entre nosotros, siempre perversamente: La biopolítica es la manipulación estatal y mediática de los peruanos en general, y la anatomopolítica es el control individual de ciertos peruanos devenidos en antihéroes, con nombre propio, uno de ellos es Merino. El biopoder caviar toma la forma de la narratología: Así, tenemos al constructivismo como la asignación autoritativa y ficticia de roles: Vizcarra aparecía como héroe salvífico, los peruanos en general como víctimas, y Merino como antihéroe demonizado. El storytelling caviar actualiza en enfoque de Foucault en los días de Merino: “Hay que ser un héroe [o un antihéroe] para enfrentarse con la moralidad [o con la inmoralidad] de la época”.
Merino, el antihéroe, asume la tarea histórica de liberar al Perú de la dictadura de Vizcarra. De hecho, es uno de nuestros presidentes de la República más breves, y, a la vez, es nuestro presidente de un solo acto, pero histórico: Lanzó al dictador Vizcarra de palacio de gobierno. Punto. En verdad, la hegemonía de la narrativa caviar hizo que Merino asuma la presidencia de la República en su arquetipo de antihéroe: Como una inmolación. El libro del presidente Manuel Merino es parte de la restauración de la política peruana: de sus narrativas legítimas y de sus valores más altos. Se suma a nuestra tradición republicana de libros escritos por presidentes. Está anotado en los enfoques sociológicos de la historia de vida y del testimonio. Tiene el valor de un documento histórico: Queda establecido que Merino le devuelve el lenguaje a la política al operacionalizar la vacancia del dictador Vizcarra desde las autonomías de las hermenéuticas constitucional y parlamentaria; y que deviene en antihéroe y presidente fallido por su propia elección ética. Este libro recupera a Merino para la historia. También lo redime ante su historia personal aún inacabada. Merino, el antihéroe, es así.

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