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Mambru se va a la guerra

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¿Cómo andamos en política internacional?
Fecha Publicación: 09/02/2022 - 22:50
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Recordando esta canción popular de origen francés, con la nueva conformación de su gabinete ministerial, el presidente Castillo no solo ha excluido públicamente toda posibilidad de renuncia al cargo, sino que, también, ha eliminado cualquier alternativa conciliatoria con las fuerzas políticas distribuidas en el Congreso.

Lo más llamativo, aparte de la eliminación del impresentable sombrero que ya no le sirve para la manipuladora imagen de identificación social con el “pueblo” al quedar al descubierto, por propia confesión, su absoluta incapacidad para gobernar el país, es el puño de hierro que representan sus nuevos ministros vinculados a los sectores más radicales de Perú Libre, con un primer ministro confrontacional, díscolo y malgeniado, pero que conoce de Derecho.

Vista de esta manera la situación política, lo más lógico es colegir que el Gobierno no va a conciliar con nadie, sino que se está preparando para librar su decisiva batalla contra el Congreso para neutralizarlo o disolverlo y luego impulsar un referéndum controlando todos los ámbitos del poder estatal, especialmente el electoral, con el fin de materializar su objetivo central que es la convocatoria a una Asamblea Constituyente.

Si es tan evidente que el Presidente, por dicho propio, no va a renunciar y que la conformación del nuevo gabinete es un acto declaratorio de guerra, cuyas estrategias y tácticas en su desarrollo seguramente están diseñadas por el gobierno de la sombra que rodea al Presidente, es difícil entender la posición política que asumen los integrantes del Congreso en donde reina un triunfalismo fatal para su institucionalidad.

Con la exclusión de los comunistas caviares del Poder Ejecutivo y el progresivo desmantelamiento de sus cuadros al interior de la estructura del Estado, en el Congreso consideran que fácilmente alcanzarán los votos necesarios para negarle la confianza al nuevo gabinete, convicción ésta que no tiene base sólida por el acomodo y reacomodo que podría producirse entre los sectores de la izquierda y de los partidos que siguen coqueteando con el Ejecutivo.

Suponiendo que el Congreso le denegara la confianza al gabinete Torres, sabiendo que el Ejecutivo ha iniciado una guerra de demolición, no se conocen estrategias y tácticas para el escenario subsecuente, tan necesarias hoy cuando hemos visto que la población está harta de marchas pues el rechazo a la movilización de las “zapatillas” convocada por la izquierda caviar ha sido más que evidente, pero también las marchas organizadas por los sectores del centro y la derecha han ido perdiendo fuerza y presencia en los pocos meses que tiene gobernando Pedro Castillo.

Una cosa es que las encuestas muestren a una población furiosa que, con un porcentaje cercano al 90%, considere que Pedro Castillo debe renunciar a la presidencia y otra que esa población muestre su descontento en la calle.

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