Maduro y su verdadera conmoción externa
De lo único que se habla en el círculo de Nicolás Maduro, el dictador de Venezuela que se burló de la voluntad popular de su país y de la comunidad internacional al autoproclamarse “presidente” el 28 de julio de 2024 al consumar un fraude que no resiste ninguna posibilidad para ponerlo en duda, es del denominado decreto de conmoción externa que habría firmado recientemente -no se conoce de que haya sido publicado aunque sí difundido-, referido a una serie de acciones que adoptaría el régimen ante la eventualidad que se haga realidad la invasión de las fuerzas de los Estados Unidos de América que yacen apostadas en las costas del Caribe y fuera de las 200 millas de Venezuela, en la idea de ingresa en territorio venezolano con el único objetivo de detenerlo y llevarlo preso por el delito de narcotráfico, tal como se hizo en su momento con el general Manuel Antonio Noriega, dictador de Panamá, en 1989. Seamos claros. De ser cierta esta noticia, que corre como la pólvora por los pasillos políticos de la región, me queda claro que la medida será para Maduro un pretexto para contar con un marco jurídico que justifique sus reacciones, todas dominadas por el pavor y la desesperación porque el dictador sabe muy bien que sus horas estarían contadas, si acaso Trump da luz verde para materializar el ingreso de las tropas estadounidenses en suelo llanero -repito- con el único y exprofeso objetivo de conseguir su reducción, traslado y encierro en una cárcel de alta seguridad en territorio de los Estados Unidos. En el trasfondo de la medida, también está claro que Maduro quiere moverse a sus anchas, para neutralizar alguna revuelta contra el propio régimen y creo que por allí va su mayor preocupación, pues será altamente probable que los militares, luego de efectuar una evaluación real de sus capacidades y de sus desventajas, respecto del poder militar estadounidense, terminen bajándole el dedo al gobernante de facto. Esa es la verdad y esa es la realidad de la única conmoción que domina a Maduro.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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