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Macho man

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Fecha Publicación: 18/09/2025 - 22:00
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El ministro de Energía y Minas, Jorge Luis Montero, ha dejado con la boca abierta a varios periodistas que lo entrevistaban esta semana a la salida del Congreso. Le preguntaban sobre el nuevo escandalete entre el odiado ministro Santibañez y el presidente del Consejo por un supuesto intercambio de favores. Montero, con razón, dijo que no le correspondía a él preguntarle a los ministros cuestionados por la prensa absolutamente nada. Que a él le pagaban para trabajar y obtener resultados (como la exploración de petróleo en el Mar de Grau) y que, en todo caso, a la que le correspondía indagar era a la jefe del Estado y, por supuesto, a la prensa y a las autoridades competentes.
Ante la insistencia de los periodistas, Montero soltó la frase bomba: “Se necesita ser bien macho para ser ministro”. De inmediato causó asombro entre los periodistas y entre los presentadores de televisión, que insinuaron que a él solo le interesaba llegar a fin de mes para cobrar su sueldo y nada más. Ya ni siquiera mencionaron su trabajo, que es por el que le pagan.
Me parece que el ministro ha roto el pacto infame de hablar a media voz. Ha dicho lo que muchos piensan pero no dicen por temor a una censura que luego ellos mismos se imponen por años de corrección política. Entre otras cosas, la política es cosa de machos. No en el sentido del sexo, por supuesto, sino en el sentido que conlleva también la palabra y que no es ajena a las mujeres: arrojo, valentía, coraje, resiliencia, audacia y fuerza. Además, se sobreentiende, de las capacidades propias de cada persona para ejercer la cartera que la presidente y el presidente del Consejo le encargan.
La palabra que ha rescatado el ministro del olvido había sido proscrita del lenguaje por las feministas y la agenda woke, caviar progresista, a no ser para utilizarla como un insulto, algo despreciable. Montero le ha dado un nuevo giro, o el giro que siempre había tenido: que se necesita mucho carácter para aguantar todas las presiones propias de la función de Estado, además de tolerar algunas majaderías de cierta prensa que trata de buscar titulares a cualquier precio.
Por lo general, a lo largo de la historia universal, estas cualidades las han ejercido los hombres en todas las culturas. Las mujeres son la excepción que hace la regla. Y vaya que, cuando a algunas mujeres les toca funciones de gobierno, destacan incluso más que los hombres. Thatcher, Indira Gandhi, Benazir Bhutto, Golda Meir en el siglo XX son la prueba de que hay ciertas mujeres distintas a las otras que, por educación o experiencia, pueden destacar de tú a tú con los hombres en la historia universal.
Lo mismo ha sucedido en otros siglos y en otras épocas con pocas pero significativas mujeres que se han abierto paso en un mundo de hombres, como suele ser la política. También las hay de las fracasadas, por supuesto. Isabelita Perón, puesta ahí por su marido, fue una nulidad causante de un sangriento golpe de Estado que llevó a miles de muertos en Argentina. En UK, hace poco, Theresa May y Liz Truss fueron dos nulidades absolutas. Y ni qué se diga de Ursula von der Leyen, la todopoderosa pero desubicada mandamás de la UE.
Las que no dan la talla son producto directo o indirecto del feminismo, que durante años ha venido lavando la cabeza de la gente afirmando que todos podemos desempeñarnos en cualquier cargo si estamos preparados. Con eso han metido la monstruosidad de la ley de cuotas y de alternancia, como para querer hacer participar a la fuerza a las mujeres y probar su punto de que a las mujeres les faltan oportunidades políticas. Eso es falso.
Son pocas las mujeres a las que les interesa la política porque no tienen ni la audacia, ni el coraje, ni la valentía, pero sí el buen sentido de no meterse donde no pueden o no podrían soportarlo, más allá de la preparación que tengan. Igual sucede con muchos hombres que, pese a todas las cualidades, no tienen el temple para tragarse sapos y no quieren problemas.
En síntesis, coincido con el ministro en que se necesita ser bien macho para ser ministro, trátese de hombres o mujeres.

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