Luego de regionales y municipales
El resultado de las últimas elecciones para gobiernos regionales y municipales nos muestra un escenario del cual podríamos, hipotéticamente, extraer algunas conclusiones.
La primera es que, al producirse históricamente en el Perú los antis, la subsecuente fragmentación política y social es la regla con el evidente desconcierto popular. Así ocurrió con Leguía, Sánchez Cerro, el Partido Aprista, el militarismo y el fujimorismo. Si nos concentramos en el gobierno militar velasquista, el lema de “chino contigo hasta la muerte”, introducido en la conciencia colectiva por los caviares de esa época, se convirtió en odio y resentimiento por factores diversos, que llevó al pueblo a restituir en el poder al expresidente Belaunde cuyo fracaso y con el terrorismo desatado, hizo surgir como alternativa popular a un Alan García inmensamente carismático y gran orador representando al Partido Aprista, cuyo desastre gubernamental colocó en el escenario popular al “chinito” que derrotó al todopoderoso Vargas Llosa, pero implantando el plan de gobierno de éste con dos consecuencias buenas que no se pueden negar: la derrota militar del terrorismo y el inicio de un increíble crecimiento económico; sin embargo, su vocación de permanencia en el poder y la corrupción generalizada así como su permisividad para que los caviares de entonces iniciaran su infiltración en el Estado y luego, caído el gobierno fujimorista, lo destruyeran y utilizaran su existencia y la participación política de su partido en elecciones, para levantar en contra del fujimorismo los resentimientos sociales orientándolos en apoyo de una izquierda “progre”, con un intermedio aprista que no los expulsó del Estado. Así se fueron sucediendo desde el año 2000, una serie de gobiernos con candidatos respaldados por el poder caviar que ya controlaba muchas instituciones estatales, cuyos gobernantes, por la corrupción de siempre, están camino de la cárcel. El pueblo no encontraba en el escenario político a alguien confiable y empezó a jugar al tanteo, aunque la clase pudiente optó por desentenderse y ausentarse de toda elección. Esa es la razón de la fragmentación actual que coloca en el poder a candidatos con porcentajes de votos muy disminuidos, observándose que para la población “más vale choro conocido que honrado por conocer”.
El dato más interesante es que si ganó López Aliaga en Lima es porque el fujimorismo no participó con candidato propio. El otro dato es que el Perú le ha dicho al presidente Castillo que aquí nadie apuesta por el comunismo y ha borrado del mapa a su partido.
Sin embargo, no olvidemos que Perú Libre era solo una fachada porque el gobierno está en manos del Partido Comunista Marxista Leninista Mariateguista, más inclinado a Sendero Luminoso, de modo que el peligro totalitario no ha pasado y hay que poner atención en las tendencias que triunfaron al interior del país y a los actos que desde el poder desate el Gobierno hacia sus objetivos totalitarios.
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