¡Los trenes sí van!
El tráfico en Lima es un serio problema que aqueja diariamente a miles de peruanos; y quienes viven en Chosica, Ate o Santa Anita gastan hasta S/16 diarios y pierden cuatro horas al día en combis y minivanes para llegar al trabajo o al colegio. Por esto, cuando el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, anunció la llegada de los trenes adquiridos a Caltrain (Estados Unidos), muchos se alegraron.
43 vagones y 11 locomotoras llegaron en julio, y se espera que en agosto llegue un segundo lote con 47 vagones más y 8 o 9 locomotoras, lo que suma casi 90 vagones y 19 locomotoras para armar trenes completos en buen estado e iniciar cuanto antes una marcha blanca con servicio de prueba gratuito, mientras se van afinando más detalles. Esto es lo que en teoría debería ocurrir, si hay voluntad política y capacidad de gestión.
Sin embargo, el actual ministro de Transportes, César Sandoval, ha decidido darle la espalda a la población, aduciendo que no se puede operar en 2025 porque faltan obras. Según técnicos, pasará al menos un año antes de poner en marcha incluso el servicio más básico, una obstrucción que llama mucho la atención.
¿A qué se debe este entorpecimiento? ¿Tendrá que ver con que el actual ministro es militante político del partido “Alianza para el Progreso” de César Acuña? Por cierto, se le ha visto elogiando a viva voz al presidente de su partido en un video compartido en redes sociales.
Lo concreto es que, frente a la nefasta postura del ministro Sandoval al ignorar el clamor ciudadano, además de su evidente sesgo partidario, la bancada de Renovación Popular está solicitando su salida por negarle a la gente la posibilidad de contar con el tren Lima–Chosica lo más pronto posible. Tal como dice el comunicado: no necesitamos operadores políticos encubiertos, sino autoridades que realmente estén al servicio de la nación.
El Ejecutivo no es capaz de avizorar ni siquiera una gran oportunidad para contrarrestar su altísima desaprobación: bueno le sería a la presidenta Boluarte y al ministro Sandoval aparecer en la marcha blanca de los trenes junto al alcalde de Lima. La gente podría decir que, por fin, una medida saludable en el transporte se adoptó en este gobierno, pero al parecer la mezquindad política puede más.
Finalmente, ¿quiénes pierden mientras los trenes están parados y hasta vandalizados con grafitis? ¿No son los miles de ciudadanos que esperan mejoría en el transporte? Por ello, el alcalde anunció que tomará medidas legales por las trabas a un proyecto que, además, no le cuesta un sol al Estado.
¡Los trenes sí van!
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