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Los tiempos cambian, ¿no, Venancio?

Fecha Publicación: 09/02/2020 - 21:30
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Hace unos días me visitaron de un canal de televisión del interior del país, con el propósito de entrevistarme sobre las funciones de los congresistas, y en la conversación previa que tuvimos, me contaron que en su localidad los pobladores estaban molestos con su congresista porque decían que no había hecho obras; ¿what? les dije, y ellos reaccionaron con una sonrisa, ya que mi expresión demostraba asombro y me pregunté: ¿por qué aún la población sigue desinformada, ya que al venir de una campaña electoral los candidatos han debido explicar a sus electores sobre lo que puede y no puede hacer un congresista?

Llevo ligado a los temas parlamentarios más de treinta años y la desinformación de la que sufre el parlamento, es un tema trascendental en la que el Congreso aún no aborda con la seriedad que merece. Ha habido campañas informativas del Congreso intermitentes, que por su periodicidad han resultado ineficaces. La comunicación institucional efectiva es aquella que es permanente y en estos tiempos de la globalización de la información por internet, resulta barata y no encuentro excusa para que el Servicio Parlamentario no la establezca como parte de las funciones de la Oficina de Participación Ciudadana.

Unos de los males que tiene el Congreso es su visión de corto plazo; la coyuntura arrastra a toda la institución, dejando de lado aspectos estructurales y que, en mi opinión, resultan trascendentes para su legitimidad.

Sin embargo, pienso ¿que los parlamentarios no tengan iniciativa de gasto, y que no puedan autorizar obras públicas, y que esta atribución la tengan el gobierno central, gobierno regional y municipalidades resultaría acaso un asunto que tendríamos que volver a pensar? No sé si lo correcto sea que el Congreso apruebe leyes de este tipo, pero creo que debería inventarse un mecanismo efectivo, para que los parlamentarios participen en la elaboración del presupuesto, antes que este vaya al Congreso para su aprobación.

El monopolio de las tres instancias del gobierno es un asunto que le hace daño al Congreso. Estoy seguro que pasarán mil años y la gente seguirá sin saber que el Parlamento no puede aprobar obras, por ello ¿no tendríamos que repensar esta limitación que tiene el Congreso impuesta en la Constitución? Repito, no digo que el Congreso regrese al modelo que ya tenía antiguamente, pero sí creo que el Parlamento no puede estar ajeno a la elaboración de pre-presupuesto general de la república. Los tiempos cambian, ¿no,Venancio?