Los “protocolos” que ponen en riesgo a quienes los cumplen, no se cumplen

Con mucha razón los peruanos exigimos al Estado que imponga reglas estrictas (las que equivocadamente llamamos protocolos) para evitar que la fuerza pública cometa abusos cuando cumple su función de restablecer el orden público o evitar que este se des establezca.
Es cierto que los ciudadanos tienen que ser protegidos de los abusos que puedan tener quienes legalmente tienen el monopolio de la fuerza para imponer el orden público, también es cierto que quienes tienen la responsabilidad de permitir que la sociedad disfrute del orden también tienen que ser protegidos por reglas que deben obedecer los que, de una manera u otra, rompan el orden público o parezca que lo están haciendo.
Para ser más claro voy a poner como ejemplo la manera que debe actuar un ciudadano norteamericano cuando un policía ejerce su necesidad de intervenir a un ciudadano. Supongamos que un chofer está manejando con exceso de velocidad y un patrullero lo sigue para sancionarlo con una papeleta. Lo primero que hace el patrullero es prender su luz intermitente y el chofer al verlas tiene que parar y quedarse dentro del auto enseñando las manos. Si el policía no las ve desenfunda su arma y le dice en voz alta: “enseñe las manos sino disparo” y el ciudadano sin ninguna duda las tiene que enseñar porque está seguro que si no lo hace el policía le dispara.
Si un policía detiene a alguien y este sale corriendo le dice que no la haga y si el policía ve que su intención es agazaparse de manera que puede usar un arma y dispararle, sin duda alguna le dispara.
Las reglas que debe cumplir un policía son fáciles de hacerse conocer, no así las que deben seguir los ciudadanos porque estas solo se pueden difundir con la educación o por intermedio de los medios de difusión y también con las declaraciones que hacen las autoridades cuando se producen heridos o muertos cuando la policía trata de restablecer el orden público.
Los medios de comunicación deben hacerle conocer a los ciudadanos que cuando la policía está tratando restablecer el orden deben actuar de una forma que ella no se sienta amenazada porque la consecuencia de que así se sienta es que la policía no restablezca el orden o que en defensa propia deje se cumplir el “PROTOCOLO” .