Los problemas en el barrio
Una última encuesta de Ipsos a más de 400 líderes de opinión de 14 países de América Latina confirma que la corrupción es el principal problema que afronta el vecindario. Encabeza el ranking Colombia, donde el 50% de los consultados considera que la corrupción es la mayor lacra de la sociedad. Lo siguen: Perú (45%), Bolivia (44%), Ecuador (44%) y los países de América Central y El Caribe (32%).
En cambio, en Argentina el principal problema es el desempleo, la falta de crecimiento económico y la inflación. La dolorosa factura que viene pagando el pueblo argentino es el resultado de la megacorrupción y el populismo peronista, acentuado por la dupla marital de los Kirchner. Lo paradójico es que la mayoría ciudadana los ha vuelto a elegir, en un acto de autoflagelo supremo.
En Brasil, también señalan como principal problema la crisis económica pero combinada con la inestabilidad política e institucional, agravada por la corrupción. La liberación de Lula, uno de los corruptos de izquierda que extendió sus manos hasta los bolsillos de los peruanos vía Odebrecht y el Partido de los Trabajadores, es una muestra también del caos que mantiene convulsa la sociedad brasileña.
En Chile, consideran que el principal problema para ellos es su sistema privado de pensiones seguido de la pobreza e inequidad social. Sintomático este resultado, más aún cuando la encuesta aplicada por Ipsos fue tres meses antes del estallido social. Es decir, las alarmas ya venían sonando hace mucho y la clase política sureña continuaba en modo Shakira, ciega, sorda y muda.
En México, la inseguridad, el crimen y el narcotráfico, secundada por la corrupción, son los principales dolores de cabeza. La histórica incapacidad de sus gobiernos y un sistema político dominado por un evidente narco Estado, hacen de la sociedad mexicana una de las más convulsas en la región.
La encuesta también permite conocer la percepción de dónde se anida la corrupción. Así, en Argentina, Bolivia y Perú consideran que el sistema judicial es la institución más afectada por este mal endógeno. En cambio, en Chile acusan a las Fuerzas Armadas; en Colombia, a su Congreso Nacional; en México, a sus municipios y gobiernos locales. En tanto, en Ecuador y los países de América Central y El Caribe, señalan a su gobierno central como el epicentro de la corrupción.
En resumen, el barrio sigue y seguirá siendo un terreno baldío de pobreza en la gestión institucional, donde la democracia puede resultar una permanente puerta de entrada de ídolos de barro, que intentarán convertir el Estado en su botín, mientras al pueblo le ofrecen el opio del subsidio estatal indiscriminado, del cual es un adicto crónico.