Los primeros seis meses del segundo gobierno de Trump

Se han cumplido los primeros 6 meses del segundo mandado de Donald Trump, cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos de América y para muchos –para mí también–, parece que han pasado 6 años, debido a la intensidad de su gestión presidencial con casi 170 órdenes ejecutivas dictadas desde el 20 de enero de 2025. Acumula a su favor que, prácticamente, ha hecho realidad todos sus anuncios de campaña electoral, y va en detrimento suyo, el alboroto que han causado sus medidas, dentro y fuera del país. El objetivo de Trump es recuperar para los Estados Unidos, la hegemonía absoluta del planeta, algo que sus predecesores demócratas (Joe Biden y Barack Obama) no han conseguido. Por eso, se vale de un sin número de estrategias para consumar esa meta geopolítica y económica, así como, por ejemplo, impone a diestra y siniestra, aranceles (impuestos a las importaciones) –incluidos los aliados de Washington–, no solamente para fortalecer el comercio estadounidense, sino, también, para lograr el referido liderazgo mundial, que lo tiene, pero que requiere su afirmación y consolidación. Su actitud irreverente lo vuelve impopular, pero es irrelevante a la hora de conseguir sus resultados. Aplica el pragmatismo a la máxima potencia y no se inmuta frente a las críticas que anuncian un gobierno cada vez más fuerte, duro e insensible, casi como una dictadura. No hay espacio para sentirse culpable de sus medidas draconianas –principalmente las de carácter migratorio– porque se ha trazado metas que para él son fundamentales en camino hacia los grandes cambios que se ha propuesto. No le va mal en el manejo económico interno –la gasolina se mantiene a precios bajos– y ha reducido ostensiblemente los gastos en el aparato del Estado, cerrando agencias y produciendo despidos a montones, aunque no está midiendo el impacto que producirá la referida deportación masiva a la dinámica económica del país. Internacionalmente, seamos claros, le ha ido como al país, mejor de lo esperado. Su decisión de bombardear puntos estratégicos de Irán sin respuesta por parte de China y Rusia, aliados o afines a Teherán, ha confirmado su poder militar mundial. Trump tiene carácter y aunque este perfil pueda traerle problemas, en el fondo suma a los objetivos de volver a conseguir la denominada “Gran nación americana” que está inscrita en el Destino Manifiesto, la verdadera doctrina que hizo a Estados Unidos el primer país del mundo, guste o no. El referido pragmatismo de Trump le está dando resultados, pero es muy temprano para asegurar el éxito de su mandado que durará 4 años, si acaso no sale con su deseo de seguir en el poder mediante movidas, eso sí, totalmente legales, sin discusión. Las amenazas en ese camino debe haberlas mapeado y seguramente estará trabajando en las contingencias, pues, una de las primeras barreras que deberá superar con éxito, será la referida imposición de aranceles, a partir del próximo 1 de agosto, y sobre cuyo escenario económico hay enorme expectativa, pero también, mucha incertidumbre. Veremos qué pasa.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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