¿Los peruanos seremos tontos?
La táctica del oficialismo progre-marxista consiste en empoderar a un Martín Vizcarra como gobernante popular. El objetivo es conspirar contra el Estado de Derecho y todo principio democrático, prometiéndole falsamente al ciudadano una nación liberada de la corrupción, sin obstaculismo politiquero ni parlamentarios ociosos que se lleven al año quinientos millones de soles a través del presupuesto de un inservible Poder Legislativo.
Pero eso sí, la fórmula que sugiere el vizcarrismo para alcanzar semejante “edén” es nada menos que un golpe de Estado promovido desde el Poder Ejecutivo para, hasta ahora, disolver el Congreso Nacional. Aunque una vez dotado Vizcarra de poderes dictatoriales, el oficialismo progre-marxista que lo tiene secuestrado tomará el control absoluto del país (ya tiene sometidos al Poder Judicial y a la Fiscalía), siempre a través de aquella figura “democrática” de Vizcarra.
Ya hemos escuchado hasta el cansancio la retórica progre-marxista de esa “cuestión de confianza” que exige Palacio de Gobierno a los parlamentarios como condición para no disolver el Poder Legislativo. Pero es evidente que todo esto no es sino una farsa. O más propiamente, una excusa para seguir embobando al público con la patraña de que este gobierno ha preparado un conjunto de reformas políticas y electorales (primera falacia, los proyectos han sido elaborados por comisiones de ayayeros palaciegos contratados sabe Dios a qué costo), dizque para resolver todos los problemas que afectan a los peruanos (segunda falacia, a Juan Pueblo no le solucionarán nada; sólo aplacarán el hambre de poder de la progresía-marxista, siempre tan incapaz de conseguir el voto del pueblo).
La falsaria cuestión de confianza estriba en que si el Legislativo incumple aquello que le impone el Ejecutivo –1) aprobar cada una de las normas que han redactado algunos esbirros contratados para este sainete de democracia; 2) convertirlas en leyes, tal cual fueron remitidas por Palacio de Gobierno; y 3) hacer todo esto antes del 25 de julio entrante– si esto no ocurriese, repetimos, Vizcarra disuelve el Congreso, los congresistas se van a sus casas y la progresía marxista gobernará sin el estorbo de un Legislativo que se le enfrente, la fiscalice y denuncie las temeridades que adopten sus camaradas.
Cuidado con seguir siendo “tontos de noche, tontos de día, tontos de tarde y a medio día; y se me olvidaba, también tontos de madrugada”, ignorando que vamos camino a un golpe de Estado teledirigido por los progre-marxistas que están detrás de Vizcarra. Su meta es revelasquizar el Perú, adicionarle transformaciones culturales alienantes para simpatizar con las generaciones juveniles, y reemprender la revolución socialista bolivariana sembrada por el chavismo. Según el portal El Montonero, este gobierno negocia estrategias para concretar la importación y distribución del gas de Bolivia en siete regiones sureñas de nuestra nación. De materializarse semejante atentado, el suministro energético del por sí levantisco Sur peruano acabaría dependiendo de una Bolivia comprometida con el chavismo.
Recordemos a Brecht, amable lector: “Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío no me importó (…). Ahora vienen por mi, pero es demasiado tarde”.