Los papeles de Georges
Hace treinta años conoció las pinturas taoístas trabajadas con tintas chinas en blanco y negro puros, un planteamiento austero y el poder de la imagen que pertenecía a un territorio invisible y desconocido. Fue una revelación que dio nacimiento a la pasión de Georges Criblez Ureta, la fabricación de papel hecho a mano utilizando técnicas artesanales que se remontan al siglo XVIII. Reciclando fibras vegetales, trapo, papel y otros componentes Georges va creando uno a uno, hoja a hoja los papeles que son su territorio desde el que comparte y enseña “cómo crear un soporte único y original, cercano al arte y la naturaleza”.
Lo visito en su taller, me muestra el molino holandés fabricado por él, mallas, prensas y bastidores, va dando vida a esas hojas con leve variación de color, textura y espesor que son la superficie que “tiene una acústica distinta al ser tocada por los pinceles y la tinta”, dice Georges que tiene ancestro suizo, estudios de antropología en la Universidad de San Marcos, en la facultad Artes Plásticas de la Universidad Católica y la experiencia recogida en los prestigiosos talleres de Lourdes Cerdan, Sao Paulo, de Ricardo Crivelli en Buenos Aires y el Baselpapiermuhle dirigido por Rene von Arb, en Basilea. Su trabajo en pintura y grabado en el que está “más interesado en el color que el dibujo propiamente”, ha sido presentado en ocho muestras individuales y más de catorce colectivas en importantes galerías de Lima, Cajamarca, México DF, Sao Paulo y Suiza.
Conversamos, opinamos, reímos en una amena mañana en la que me recuerda que en 1982 utilizando la licuadora de su casa, mallas y bastidores dio sus primeros pasos en la que hoy es su pasión “encontrando el entusiasmo de avanzar, corregir los errores, tener los aciertos y en el largo camino por fin la recompensa del papel adecuado a cada uno de mis proyectos”.
En estos años de experimentación y certezas, el siempre sonriente Georges ha confirmado la excelencia de la fibra larga del algodón peruano pima, las especiales texturas de los papeles elaborados a partir de plantas nativas, y, como informó en su artículo publicado en el Dominical de El Nuevo Diario, de Cajamarca, haber logrado producir pulpa en su molino holandés “y poder crear pliegos de gran formato de hasta 2.80 metros por 1.50 con un papel de trapo de inmejorable para el arte”. Elaboró pliegos para importantes artistas como Ricardo Wiese, Sonia Prager, Pérez Celis, Luz Neguib.
Su voluntad de compartir conocimientos la tiene a disposición de niños, jóvenes y adultos en su taller de Llacanora, en Cajamarca, donde promueve la enseñanza y producción de papel hecho a mano y disfruta de la vida en el campo. En Lima también da clases para niños, jóvenes, adultos y a los artistas interesados en producir sus propios papeles para distintos usos y aplicaciones como pintura, encuadernación, envases y luminarias. Él estará encantado de dar información si lo contactan al correo papelamanocriblez@gmail.com .
Tomamos una soda, comemos galletas, él dice, “me da mucha alegría cuando los amigos me visitan en el taller”. Yo le digo, a mí me da mucho gusto hacerlo porque nací en casa de mi abuela, a dos cuadras de aquí...
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