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¿Los militantes de los partidos políticos son ciudadanos de tercera?

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Fecha Publicación: 16/08/2024 - 22:40
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El jueves leí en una red social una crítica contra Luis Grados, exdecano del Colegio de Periodistas de Lima y exasesor de dos expresidentes del Congreso, por haber sido nombrado asesor del Instituto Peruano del Deporte, por ser fujimorista. En lo personal, me indignó dicho comentario, ya que estoy cansado de que se satanice a los militantes de los partidos políticos, como si fueran personas sin derechos y debieran convertirse en “apestados” de tercera categoría.
Todas las personas, sean o no militantes de las agrupaciones políticas, no son ciudadanos disminuidos y tienen todo el derecho de trabajar tanto en la actividad privada como en la pública. El militante de un partido político tiene, quizás, una doble obligación para ser mejor ciudadano, ya que ellos pretenden gobernar, y para ello deben ser escrupulosos en su formación profesional o técnica. Además, deben mantener conductas intachables para construir y mantener una reputación que les merezca la confianza de la población.
Repito que soy defensor de los militantes de los partidos políticos, sean de izquierda, centro o derecha, porque lo que me interesa como peruano es que dichos militantes estén formados para gobernar y tomar buenas decisiones en beneficio de la población.
Estoy en contra de aquellos militantes que no se preocupan por su formación y que ven a los partidos políticos como trampolines para conseguir puestos de trabajo por recomendación o por haber participado en campañas electorales.
Un militante serio y responsable de un partido político se prepara, estudia, practica y se forma en el arte de la política. El militante de un partido político debe tener solidez ética y moral si pretende administrar los recursos del Estado.
La formación del militante no es solo responsabilidad individual, sino también del partido político al que pertenece. He dicho en diversas oportunidades que las verdaderas escuelas de gobierno son los partidos políticos, que ahora tienen inclusive partida presupuestal del Estado para capacitar a sus cuadros.
Defiendo a los militantes con formación académica y política, y no a aquellos que, sin formarse, están ocupando cargos públicos que deben ser concursados. Los puestos políticos son para cargos políticos y los puestos por concurso son para las personas, pertenezcan o no a los partidos. Aquí está la diferencia, ya que los cargos de dirección son para dirigir políticas, y los cargos técnicos son para ejecutarlas. Ojo con esto último.

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