ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Los mercaderes del templo

Imagen
Fecha Publicación: 25/12/2021 - 22:56
Escucha esta nota

La celebración de la Navidad implica, al conmemorar el nacimiento de Jesús, una efemérides cristiana que vincula el amor al prójimo, en su forma más excelsa, con la humildad del pesebre y la grandeza de un destino manifiesto cuyo propósito es establecer el vínculo entre Dios y el hombre en el marco intangible de una valoración luego puesta a prueba en el corto y decisivo periplo vital de nuestro Salvador.

De la infinidad de enseñanzas que nos deja la vida de Jesús, quiero hoy recordar una que viene a colación debido a la difícil coyuntura por la cual atraviesa nuestra Patria cuando proclama “no hagan de la Casa de mi Padre un mercado” y arroja así del Templo a latigazos a los mercaderes que lo utilizaban no con fines litúrgicos o religiosos sino al servicio de sus propios e impíos negocios.

Tal como hoy ocurre en diversos planos por parte de quienes han convertido la Navidad en un evento mercantil en donde los regalos han perdido su esencial y simbólico sentido valorativo para servir como agentes de una competencia comercial cruda y descarnada, una verdadera réplica de aquello que Jesús rechazó a latigazos.
Y tal como también vemos en el escenario político en donde los mercaderes hacen cera y pabilo de los valores fundamentales del sistema democrático utilizándolo -como los mercaderes del templo- al servicio de sus propios y corruptos intereses, prescindiendo sin escrúpulos de la obligación, por sobre todo, de servir al país.

Pero la luz del pesebre de Nazaret nunca han podido apagarla: recordemos que fue precisamente el 25 de diciembre de 1991, hace 30 años, que culminó el proceso de disolución de la Unión Soviética, sin duda la más cruel, genocida y prolongada dictadura totalitaria de la historia que, bajo el pretexto del “Estado Proletario”, albergó a tiranos como Stalin, autor de la muerte de 10 millones de campesinos ucranianos en la década de 1930, en el marco de lo que los marxistas denominan una democracia popular, de partido único que vela por el pueblo, cuando lo que ocurre es exactamente lo contrario.

Es cierto que hoy la dictadura corrupta de Putin cuenta en Rusia con el apoyo de la Iglesia Ortodoxa pero así ha ocurrido en otras oportunidades cuando los mercaderes se apoderan del templo, lo cual siempre tenemos que rechazar, denunciar y combatir en cualquier circunstancia, especialmente en nuestra Patria.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.