Los mendicidad venezolana está violentando a los peruanos

Despiertas un día, sales del trabajo y te diriges a tu bar favorito. Mientras esperas tu pisco sour, en solo un segundo escuchas gritos: alguien te ha apuñalado en la espalda y caes al suelo. No solo tú has sido gravemente atacado y herido, sino también otras decenas de personas en el bar. Nunca olvidarás ese día. ¿Quién era el delincuente que atacó ese bar aquella noche? Un migrante de un país destruido y hundido en la miseria. Eso es lo que ha ocurrido en Alemania. Casos similares están pasando en todo el mundo, como causa directa de la inmigración descontrolada e ilegal. También ocurre en nuestro país.
Un domingo de mayo pasado, un hombre procedente de Siria apuñaló violenta e indiscriminadamente a la gente en un bar de Bielefeld, en Alemania. Varias personas resultaron gravemente heridas. Dos de las víctimas se encontraban en peligro de muerte. El inmigrante delincuente que los atacó tenía varios cuchillos y líquido inflamable en su mochila. El sirio había ingresado a Alemania en el 2023 y contaba con permiso de residencia temporal. Esto nos hace preguntarnos: ¿Qué tipo de gente estamos dejando ingresar al país?
En nuestro desprotegido país, cada vez se hacen más comunes los ataques de mendigos extranjeros, en especial venezolanos que, si no les das dinero, te insultan, atacan, golpean y escupen. Existía mendicidad en el Perú antes de la llegada de estas personas. No la veíamos todos los días en cada esquina o semáforo; pero existía. Sin embargo, desde el año 2019, el incremento de mendigos venezolanos con niños en mano para dar pena se ha incrementado de forma evidente. No solo se presentan en los semáforos de distritos como San Isidro, Miraflores, San Miguel o Surco; sino también en restaurantes, centros comerciales, bodegas y negocios pequeños. Estamos viviendo una real invasión de gente indeseable e inservible que no merece estar en el país.
La inmigración ilegal y descontrolada se ha convertido en una auténtica crisis de delincuencia, mendicidad e invasión a la que no sabemos cómo dominar, detener y controlar. En el año 2018, el Perú era un país con una tasa muy baja de extrema pobreza, 2.8%. Hoy, nuestro país tiene 5.5% de pobreza extrema. Hemos retrocedido diez años. Es más que evidente que necesitamos centros de detención de inmigrantes ilegales e irregulares. En este país corrupto, todo el mundo hace lo que quiere; y los inmigrantes ilegales pueden conseguir documentos falsos por dinero.
Usan a los niños. Son violentos si no les das dinero y no les importa atacar e insultar a las personas delante de otros. En síntesis, no tienen límites. No llegas a una casa ajena a generar caos o a aprovecharte de la solidaridad de sus miembros. Los peruanos hemos sido demasiado solidarios durante muchos años y han abusado de esa cualidad. Eso se tiene que terminar.

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