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Los jóvenes de ahora

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Fecha Publicación: 23/05/2021 - 23:40
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En las últimas décadas hemos visto la transformación de nuestro país, tenemos acceso a cosas que antes no teníamos, prósperos negocios de bandera nacional han surgido y conquistado el mercado local y global, se abrieron las puertas a la inversión extranjera; es decir, abrimos las puertas al mundo y decidimos conquistar ese mundo. Sin embargo, la sensación que tenemos como ciudadanos es que no se nos escucha, que nuestra voz se pierde en el espacio, tanto real como virtual; los más afectados son los jóvenes, sobre todo aquellos que nacieron en plena transformación.

Podemos observar a nuestros jóvenes en las redes sociales, donde se sienten muy cómodos, algunos mostrando sus últimas adquisiciones o sus últimos paseos, otros haciendo alarde de su caridad o solidaridad; las redes sociales sirven también para expresar su desconfianza en el Estado y en sus instituciones, básicamente por la falta de transparencia, mostrándonos el gran poder y el gran impacto de estos medios digitales. Desde hace una década vemos un auge de las redes sociales, en nuestro país el 75% de la población se encuentra en ellas, dedicándole gran parte de su tiempo, creando contenido, compartiéndolo o consumiéndolo; sabemos que los medios tradicionales responden a otros intereses y los medios digitales son la alternativa para desahogarse un poco, convirtiendo ese espacio en muy activo y hasta violento.

La mayoría de jóvenes de ahora son hijos de familias pequeñas, debido al control de la natalidad o la “paternidad responsable”, la mayoría tiene acceso a la educación, la tasa de analfabetismo es cada vez menor, sobre todo en esa franja etaria; en las ciudades, gran porcentaje de los jóvenes accede a la universidad; frente a ello, tenemos a la población anciana que también es cada vez mayor debido al alza de la esperanza de vida; en nuestra sociedad, todavía tenemos la buena costumbre de apoyar a los familiares ancianos, quienes ahora pueden llegar a vivir, en promedio, hasta los 77 años.

Para los jóvenes, ganarse la vida no es fácil, hay una sobreoferta de profesionales, quienes muchas veces aceptan ganar sueldos ínfimos, lo que les impide independizarse, y si lo hacen, se embarcan en créditos hipotecarios de más de 30 o 40 años. El mercado laboral está conformado, en su mayoría, por jóvenes; quienes migraron de las zonas rurales a las zonas urbanas, no quieren volver al campo, pero a su vez no tienen sentido de pertenencia en la ciudad, muchas veces aceptan trabajar más horas con menos ingresos y menos beneficios, siendo más vulnerables ante la pérdida de empleo; aquellos que regresan al campo, son muy bien recibidos, porque con el conocimiento adquirido en la ciudad y sus habilidades en las redes, pueden crear nuevos y más puestos de trabajo, mejorando la situación local, la agricultura y creando nuevos negocios.

Existe un trasfondo social que debemos tomar en consideración: el costo de vida y la desigualdad de ingresos, esto viene produciendo una gran frustración, así como amargura y resentimiento hacia los que más tienen, sentimiento cada vez más extendido; a los jóvenes les indigna los actos de corrupción y se organizan para protestar, incluso causando disturbios; en las redes es común ver manifestaciones exigiendo una verdadera justicia social y la transparencia del gobierno, cuando estalla la ira a veces hay incidentes que lamentar, y cuando es transmitido por medio de internet, la población exige que el gobierno tome medidas inmediatas; observamos -ahora- que las autoridades responden más oportunamente y con más frecuencia a las preocupaciones del público.

Las redes sociales sirven para infinidad de propósitos: encontrar a personas desaparecidas, luchar contra el maltrato animal, actos de solidaridad, etc.; podemos utilizarlas, también, para encontrar la felicidad, no solo en el ámbito personal o de los valores personales, sino con el país y el mundo entero; preocupémonos por el desarrollo sostenible, hagamos las reformas necesarias en el aspecto social, político y económico, escuchemos todas las voces, todas, en especial aquella que proviene de la generación que no solo transformará a este país, también será capaz de transformarse a sí misma.

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