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Los hombres del presidente

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Fecha Publicación: 21/10/2022 - 22:25
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Por César Alfredo Montes de Oca Dibán

Hace más de cincuenta años, en 1972, se generó un escándalo político sin precedentes en Estados Unidos de Norteamérica que, a pesar de todos los esfuerzos del gobierno por distraer la atención y disfrazar lo sucedido, culminó con la renuncia del presidente de dicho país, convirtiéndose en el primer mandatario que dimitía al cargo en toda su historia republicana.

En nuestro país, como en muchos otros, hemos tenido y tenemos varios escándalos que generan consecuencias negativas a todos; y, por ello, nos animamos a hacer una toma legal de este tema para precisar sus implicancias.
El escándalo norteamericano fue conocido como Watergate por el nombre del edificio que albergaba las oficinas del partido demócrata donde explotó el escándalo. Fue un caso de espionaje que generó revuelo internacional y fue tema de estudio, libros, investigaciones y hasta películas.

Estas acciones desencadenaron su repudio en dicha nación. En un principio por la difusión de los hechos cometidos por personas afines al gobierno y posteriormente por la resistencia de muchas de las autoridades por colaborar con las investigaciones que demandaban tal hecho. Finalmente, tal como es de conocimiento general, se suscitó una crisis institucional que culminó con la renuncia del presidente. Este gesto como se quisiera ver suceda en nuestro país.

Desde hace varios meses se han revelado graves actos ilegales de los asesores y personas de confianza del gobierno actual resultado de las investigaciones, cuyos titulares de las pesquisas son atacados, además que se desarrollan acciones para obstaculizar el proceso indagatorio. También, se remueven a funcionarios independientes, a imputados se les lleva con nombre falso en transporte oficial. La ciudadanía toma conocimiento todos los días de grabaciones donde se habla de millones de soles en la repartija de obras, reuniones subrepticias, hay intercambio de favores ilegales, sistemas de vigilancia que, oh, casualidad, resultan inoperativos, amén de otras argucias legales que terminan siendo manotazos de ahogado o, quizás para algunos, de abogado, con las disculpas a todos los colegas.

Pero cómo puede ser que a alguien se le ocurra dejar de actuar ante tanta irregularidad, informalidad y acciones antiéticas que perjudican la imagen del país. Al final de cuentas la disyuntiva es crucial: ser actor pasivo en este desmoronamiento del país o formar parte activa entre quienes no permitirán esta tragedia en nombre de nuestros hijos.

Concluyamos afirmando que es ineluctable el mandato de ser parte de la solución, del respeto y cumplimiento irrestricto de las normas vigentes o convertirse vergonzosamente en hombres del presidente.

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