Los de arriba y los de abajo
Lograr que cada peruano mejore su situación económica es un objetivo loable, pero complejo. Una solución más factible es asegurar la concurrencia de un conjunto de condiciones para que cada persona, con su trabajo y decisiones económicas, alcance la prosperidad.
Sin embargo, tradicionalmente, los de arriba (quienes toman las decisiones de política económica) piensan que modificando una ley o estableciendo un programa crearán las condiciones ideales para que los de abajo (población) seamos más prósperos. Pero no siempre es así. El resultado más probable es que los de arriba piensen que están haciendo un gran esfuerzo para ayudar a los de abajo, y los de abajo sientan que no les llega ningún tipo de ayuda de arriba.
En la solución de los problemas de competitividad es frecuente que los de abajo tengan el conocimiento, pero no el poder, mientras los de arriba tienen el poder pero no el conocimiento.
Este razonamiento no es trivial sino fundamental, pues entre la autoridad macroeconómica que ha podido colocar al Perú en el primer lugar del ranking de competitividad global en materia de estabilidad económica y la problemática diaria de la empresa hay una enorme distancia y un vacío que debilita seriamente la competitividad.
De poco le sirve a una empresa exportadora que el país tenga la inflación más baja de la región si tiene los sobrecostos logísticos más altos de esa parte del mundo, o si el Perú tiene 19 acuerdos de libre comercio cuando el tránsito de camiones está restringido a tres veces a la semana, y tampoco le sirve tener un mar rico en pota si no hay embarcaciones grandes por la falta de licencias de pesca.
Si la mente humana puede tener los pensamientos filosóficos más elaborados y también es capaz de insertar el hilo en el ojo de una aguja es porque cuenta con un conjunto de sistemas que conectan eficientemente todas las partes del cuerpo y las hacen funcionar de manera orgánica y coordinada.
Asimismo, un plan de competitividad que pueda concebir un sistema integrado de puertos y carreteras y que, a la vez, pueda hacer que los trámites del municipio de un distrito de la sierra peruana sean eficientes, requiere de una infraestructura institucional que trabaje a nivel marco, a nivel regional y a nivel local para responder a todas las necesidades de competitividad de una empresa.
Necesitamos un sistema institucional que conecte a los de arriba, a los de en medio y a los de abajo de una manera eficiente. El presidente Vizcarra y su gabinete han dado una muestra clara de querer mejorar la competitividad del Perú. Integrar esfuerzos en los tres niveles de gobierno e hilvanar acciones con el sector privado son parte importante de la solución.
(*) Presidente de Adex