Los cuentos de Pedro Pablo Angulo
“La infancia es nuestra primera patria”, afirmaba Romualdo, el poeta de La torre de los alucinados. Recuerdo su máxima ahora que termino de releer los dos libros de cuentos de Pedro Pablo Angulo, el narrador de Ica, afincado en Lima, ciudad donde aprendió a usurparle a la ingeniería el tiempo necesario para reencontrarse con esa vocación que hizo de Abraham Valdelomar su más importante referente. “Cuentos vitales”, ópera prima de Angulo, nos entregó a un narrador que hizo de su memoria la herramienta que le permitió redibujar los mapas de su primera patria. Las anécdotas con su padre, la convivencia con los amigos, las leyendas de brujas y aparecidos, la soledad en medio de la lluvia y la sorpresa frente al descubrimiento del mundo, de una sociedad que nos recibió hecha pedazos, son los ingredientes de la obra de este autor que se insertó con justicia en el proceso literario no solo de su región. Dos años después reafirmó de qué madera está hecho. Si en “Cuentos vitales” nos conmovió las aventuras del niño Antonio y el redescubrimiento real maravilloso de una Ica a la que nos trasladó como quien viaja en el tiempo, con “Los peces en la arena”, Pedro Pablo Angulo consolida al narrador preocupado por capturarnos. Angulo ha dominado su técnica, leerlo es confirmar que la intención estética complementa la funcionalidad de la historia. Por eso textos como el que le da título al volumen reconfiguran el panorama de lo que realmente es la literatura peruana. No la del acopio de libros desde Lima sino esa otra, la verdadera, la que respira no solo creatividad sino nervio, y eso en palabras del Amauta es la sangre que se necesita para trascender. Pedro Pablo Angulo escribe desde el resplandor de lo cotidiano hasta la iluminación de lo críptico y ya sabemos que cuando el resplandor no ilumina: enceguece. “Los peces en la arena” se presentará el 19 de marzo en el FCE de la calle Esperanza (Miraflores). Están avisados.