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Los caviares o el parasitismo como estrategia

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Fecha Publicación: 27/04/2025 - 21:20
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Desde que irrumpieron con identidad propia en el escenario político nacional, a inicios de este siglo, ha habido un patrón de comportamiento en la izquierda progresista coloquialmente conocida como caviar. Ese patrón ha sido el de carecer de una estructura política partidaria y de un líder estelar, que aglutine y sea protagonista de amplias convocatorias.
Esas falencias los ha llevado a utilizar como estrategia principal la de practicar un parasitismo militante, es decir utilizar a estructuras políticas vigentes para instrumentalizarlas y a través de ellas llegar a los espacios de poder. Una vez allí protagonizan rupturas y en nombre de sus ideas, se alejan de los partidos que los cobijaron haciéndoles daño de carácter irreversible.
Es lo que sucedió con mayor énfasis en el año 2016. Con candidatos presidenciales que no lograron un mayor apoyo ingresaron al parlamento a través de varios partidos: el Frente Amplio, Peruanos por el Kambio y el mismo fujimorismo. Luego, en nombre de las ideas y “valores” que defienden los abandonaron convirtiéndose en enemigos acérrimos de quienes los cobijaron. Es lo que se conoce como parasitismo político puro y duro: organismos vivos que se alimentan de quiénes los acogen causándoles daño. Si observamos su comportamiento repetitivo con Alejandro Toledo, a quien atacaron sin piedad desde que los desalojó del ministerio de Educación, hasta Pedro Pablo Kuzcynski, a quien le hicieron lo mismo por su posición respecto al indulto a Alberto Fujimori veremos que hablar de traición no es una exageración.
Los caviares tienen que recurrir a esta figura, la de cobijarse en diversos partidos, ingenuos o novatos en su mayoría, porque son repudiados por la izquierda que ellos denominan dura o radical. A lo largo de la historia han sido enemigos de Alfonso Barrantes (era conocido su distanciamiento irreconciliable con Henry Pease), la izquierda regional (Gregorio Santos, Marco Arana, Vladimir Cerrón), o de las variables nacionalista o sindicalistas (Ollanta y Antauro Humala o Pedro Castillo). En el actual proceso electoral vienen aglutinándose alrededor de la candidatura de Alfonso López Chau, Ahora Nación, pero como la casa es demasiado chica para un infierno que promete ser grande, están tocando las puertas de otros partidos políticos, de corte liberal, como Libertad Popular.
Para este sector caviar, fue muy rentable explotar el tema del antifujimorismo, siempre agitando las banderas de la lucha contra la corrupción o la defensa de los valores y derechos humanos. Pero se ha demostrado que tienen una doble moral de allí la pérdida de aceptación en la ciudadanía. No condenan a Susana Villarán, fueron permisivos con los asesinatos perpetrados en las protestas contra Francisco Sagasti y ahora se hacen de la vista gorda ante el asilo político a todas luces irregular de Nadine Heredia. Esta actitud doble les ha quitado respaldo popular.
Conscientes de esa situación están optando por lo que mejor saben hacer: parasitar. Buscaran organizaciones políticas a las cuáles utilizar hasta que las puedan desechar. Conseguido el objetivo, de llegar al poder, los abandonarán y se convertirán sin duda en sus principales enemigos. Está en su naturaleza. Es el ADN caviar. No tiene por qué ser distinto. Advertidos están.

Por Juan Sheput

Excongresista

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