Los caramelos de Dina

A ella le gusta repartir, también reparte caramelos. No únicamente los reparte, sino que los tira al aire, como en las fiestas infantiles, para que la gente se agache a recogerlos. Esta falta de criterio de la mandataria, y otros temas, aún más delicados, provocaron la ira de los ayacuchanos que fueron a su encuentro.

Si de caramelos se trata, podemos en esta humilde columna comentar alguno de ellos.

Caramelo 1: Pareciera que Dina y su gabinete hubiesen tenido la intención de poner en evidencia el paupérrimo nivel de desorganización y planeamiento en cuanto a seguridad e inteligencia en el país. Si a ella le pasan estas cosas en las narices de sus edecanes, jefes de seguridad, protocolo, etc. ¿Qué podemos esperar nosotros, los peruanitos de a pie?
Caramelo 2: La impactante pasividad, por no decir indiferencia, de los funcionarios públicos que acompañaron a la primera mandataria a Ayacucho, sin lugar a dudas, deja mucho que desear. Funcionarios de la Cancillería del Perú encargados del Protocolo Presidencial, guardaespaldas personal, edecanes, y otros, parados como paparulos mirando cómo Boluarte tiraba junto a sus caramelos el respeto, solemnidad y decoro que todo representante de una nación está obligado a tener. No cuiden sus puestos señores!, la patria está primero!. Coordinan rápidamente, hacen un circulo y la sacan. Aunque al día siguiente los trasladen de puesto: ¡la Patria está primero!

Caramelo 3: La seguridad de la mandataria para cada movimiento que hace, ¿es responsabilidad del Comandante General de la PNP?; los funcionarios de Palacio de Gobierno encargados de la seguridad de la Presidenta, ¿con quien coordinan?, ¿qué tipo de información tienen para tomar las decisiones pertinentes a los movimientos presidenciales?; y por último, ¿quienes son los funcionarios que rodean en el círculo rojo del poder a Dina Boluarte?
Estamos frente a la continuidad de lo que el mitómano Vizcarra acomodó a su antojo, es decir, prescindir de un equipo de alto nivel técnico en seguridad de mandatarios, por sus amigos de pichanga. De manera aplicada lo siguió el ultracaviar odiador de nuestras fuerzas armadas y policiales Sagasti, quien literalmente descabezó y desestabilizó la PNP.

Finalmente, el golpista Castillo quien crea un equipo de seguridad presidencial conformado por sus paisanos, así hereda Dina este budín mediocre encargado de velar por la seguridad y solemnidad de nuestros mandatarios, lo cual no la exime de responsabilidad, ya que hace tiempo debió profesionalizar el despacho presidencial.

Por último, la salida del Gral. PNP Jorge Angulo deja un sabor amargo. Nuevamente el manoseo de los pases al retiro de las cabezas institucionales sin motivo técnico alguno, y peor aún, la aceptación dócil de sus integrantes a los berrinches de los políticos de turno.

Nuevamente, los funcionarios públicos son la voz de los ciudadanos, ¡no se queden callados!, ¡no bajen la cabeza!, ¡no se acomoden!, ¡la patria es siempre, siempre, primero!

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