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Los aviones, una compra de Estado

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Fecha Publicación: 05/07/2025 - 20:40
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Quisiera recordar que los peruanos tenemos el estigma de la derrota precisamente por no saber ser previsores y no lo hemos borrado para superponer nuestro imaginario de la victoria como en La Haya. Eso se refleja en nuestra sociedad, fracturada y dividida, habiendo celebrado el peor bicentenario de una independencia, sin trascendencia, sin punto de inflexión, y estoy pensando en nuestros niños, que erradamente solemos dejar para más adelante. Si no fuera por nuestros héroes de ayer y por los grupos patrióticos de hoy, pareceríamos un país sin alma. Nuestra clase política del siglo XIX jamás miró al auge del guano y el salitre como la mejor oportunidad para el desarrollo nacional. Los consignatarios se llenaron los bolsillos, y nuestros gobernantes -salvo Ramón Castilla-, sumidos en el statu quo y el confort, no hicieron nada en prospectiva hasta que tuvimos prácticamente encima la decantada guerra que Chile había planeado estresado hasta no ver consumado su expansionismo geopolítico, y dominados imperdonablemente por la desidia, la perdimos. La lección de ese imaginario de la derrota nos la recordó, a cada rato, Manuel González Prada, pero no aprendimos. Vino Juan Velasco Alvarado y comenzó a armar al Perú hasta los dientes y mientras en la región nuestros vecinos se morían de miedo, dentro de la patria, también, como ahora por la decisión de comprar aviones de combate, surgieron los mediocres que solo ven tres pies al gato. En los ochenta, cuando estuvimos mal económicamente, decidimos comprar aeronaves de combate, debiendo resistir los epitafios de aquellos que argumentaban que los conflictos eran un asunto del pasado, y solo pocos años después, sobrevino la guerra del Cenepa con Ecuador. Hoy, con una realidad económica distinta, por fin se ha tomado la decisión de adquirir 24 aviones de combate suecos por un monto de 3,500 millones de dólares, y creo firmemente que no debemos retroceder por ningún motivo. La compra debe verse como una adquisición de Estado que obedece a una política de seguridad y defensa de Estado. Ni por un ápice pensemos en el gobierno de la señora Dina Boluarte –aunque será su mérito–, pues el proceso de compra –su protocolo de adquisición debe hacerse escrupulosamente, eso sí–, no es reciente. Aquí se trata de un asunto de interés nacional. No contar con una flota aérea disuasiva es una tremenda irresponsabilidad. Ya salieron aquellos que dicen que vivimos en una región de paz y que en vez de comprar aviones debemos gastar ese dinero en programas sociales. Esa es una comparación impertinente y temeraria. Podemos contar 5 hospitales más para casos de enfermedades neoplásicas en diversas partes del país, y arrasar con la anemia infantil si tuviéramos política de Estado en salud escuchando a los expertos y científicos, pero nada. Eso pasa porque quienes han venido conduciendo el país, llegan al poder sin Plan de Gobierno, desnudándose como completos empíricos. Nuestro problema como país es la incapacidad para trabajar por cuerdas paralelas para atender las necesidades nacionales que no esperan. Ese es el asunto de fondo. Pensar y actuar como hombres de Estado es lo que hace falta en el Perú.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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