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Los animales domésticos no son objetos

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Fecha Publicación: 18/12/2023 - 22:40
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La inminencia de la Fiesta de Navidad y la costumbre arraigada en torno a ella de hacer regalos a familiares y amigos, aparte de los obsequios a personas que no se conocen pero que merecen solidaridad, me lleva a recordar lo que una vez un amigo me recomendó: “nunca aceptes que te regalen un perro”. Cierto que el autor del consejo, conocedor de razas caninas y poseedor amoroso de algunos ejemplares, se refería más a poder escoger de una camada el individuo más idóneo, sobre todo en temperamento. Sin embargo, traslado su recomendación a numerosos casos, que conozco, de personas que sin quererlo han resultado vinculados a una mascota, gracias a que alguien –familiar o amigo– consideró que era bueno regalarles un cachorro.

Por propia experiencia desde temprana edad, sé que tener una mascota supone una decisión necesariamente meditada porque significa hacerse cargo de un ser vivo, que siente no solo físicamente y que dependerá de su poseedor para tener un desarrollo saludable y feliz. Además, cambiando lo que haya que cambiar, la mascota pasará por similares etapas de inmadurez, travesura, falta de aprendizaje, etc., como sucede con el ser humano. Tendrá también episodios de enfermedades, accidentes domésticos y, peor aún, de generación de situaciones poco agradables como causar daños a los enseres a que tenga acceso. Ante ello, sólo se justifica paciencia, métodos y hasta apoyo profesional para adiestrarlos; jamás violencia, represalia ni menos descuido o abandono.

Lamentablemente, veo muchos casos de personas que lucran con la reproducción de animales, sobre todo perros, y que sacan ventaja indebida de la natural simpatía que genera un cachorro, para inducir a personas a hacerse de uno o tomarlo como objeto de regalo a terceros, sin la debida información y reflexión sobre lo que significa en términos de cuidado responsable vincularse a una mascota. En no pocos casos esa precipitación lleva al maltrato, descuido y hasta abandono animal y en el sufrimiento que todo ello significa para ese ser vivo.

Sumado esto, a que las autoridades municipales no cumplen con la ley que los obliga a esterilizar a todo perro o gato que se encuentre en las calles sin vigilancia de sus dueños, resulta en un cada vez mayor problema que afecta la convivencia humana. No reniego de haber tenido que convertirme en poseedora de tres perros abandonados en la calle, estarán conmigo hasta el último aliento, suyo o mío, pero no es algo que deba seguir sucediendo.
¡Feliz Navidad y respeto por los seres vivos!

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