Los 'analistas políticos' de la narcotiranía
"Analistas políticos que no hablan de persecución ni violaciones de derechos humanos. Analistas económicos que no hablan de corrupción ni fragilidad institucional (ni de la catástrofe provocada por el estatismo socialista). Analistas electorales que no hablan de falta de garantías electorales. ¿Para quiénes trabajan?", advierte y pregunta con toda razón el reconocido comunicador digital Luis Carlos desde Venezuela.
Y en efecto, para administrar a su favor las inducidas tensiones políticas y criminales, el régimen chavista también montó toda una estructura de propagandistas ataviados de analistas, académicos y comunicadores funcionales a sus narrativas. No se explica parte del poder que aún tiene la narcotiranía (tutelada por cubanos, rusos, chinos e iraníes) sin estos apoyos que también suelen moverse ágilmente entre los medios internacionales proclives.
Hoy que los venezolanos se dirigen a un violento y manipulado proceso electoral -el 28 de julio próximo- el régimen reaceita su maquinaria mientras va dando los pasos para perpetrar un nuevo y electrónico fraude electoral. Serán otra vez insuficientes los personeros que la verdadera oposición coloque, si es que puede, en las 28 mil mesas de votación en defensa del voto. La represión activa, el terror político ejecutado y las amenazas de violencia han neutralizado toda libertad política. Así, en réplica cubana, la prisión de "El Helicoide" en Caracas va cargándose de presos políticos, jóvenes en su mayoría. Y cuando los resultados salgan de las urnas todos los batallones de "analistas políticos" y "sociólogos" evidentemente alquilados a todo costo aparecerán justificando cómo "el pueblo ha vuelto a elegir" al chavismo oficialista que dice seguir "luchando por la justicia social y la desigualdad". Un eslogan de desgobierno en realidad y que lleva ya 25 años atornillando al PSUV de Chávez y sus herederos Maduro-Diosdado (y al Cártel de Los Soles) en el poder.
Como es sabido el manual reeleccionista del chavismo es copioso. Pero siempre hay lugar para la innovación dictatorial. A la usual apuesta de lanzar a falsos "opositores" y partidos quintacolumnistas, ahora las fuerzas parapoliciales y de inteligencia van a la caza de disidentes políticos y activistas menores. Intimidan de esa forma a todo aquel, hombre o mujer, que decida apoyar la campaña de las reales fuerzas prodemocráticas (encarnadas hoy por María Corina Machado). Hasta los pequeños negocios que dan alimentación o posada a los equipos de campaña de los demócratas liberales son multados o clausurados. A la par el régimen contrata a "influencers" que muestran una disfrazada Venezuela "próspera" -sin economías ilícitas reinando-, llena de centros comerciales y negocios boyantes en realidad bajo control de los lavadores de activos, testaferros y enchufados al presupuesto estatal o de los mercantilistas en jugosos contratos con los políticos y militares criminalizados.
En Venezuela pues y calculadamente por años -esto es claro para millones de venezolanos dentro y fuera del país- la tiranía narcotizada fue comprando y desplegando 'politólogos', 'analistas', 'encuestadores' y 'periodistas'. Toda una maquinaria que sirve a las campañas de comunicación de los criminales con poder político. Algo así ocurrirá en Perú (como ha pasado también en diverso grado en México, Colombia, Ecuador y Bolivia) alrededor de las organizaciones delictivas y las crecientes economías ilegales "haciendo política" en la capital y las regiones.
