¡Lo único resaltante!

El viernes último el presidente del Congreso de la República, general José Daniel Williams Zapata, dio su discurso del fin de su mandato como titular del Poder Legislativo, señalando: “Aunque todavía quedan unas semanas para terminar el periodo anual de sesiones, ahora cerramos la presente legislatura, por eso quiero expresar mi satisfacción por la tarea cumplida. Siempre he respondido al llamado de la Patria con un alto sentido de responsabilidad, con apertura, criterio e integridad. Siempre leal a mis convicciones democráticas y en defensa de la ley y la Constitución”, agregando: “Volveré a mi escaño, desde donde seguiré sirviendo a la Nación. Nuestro país merece lo mejor de sus líderes, para llevar ánimo, esperanza y bienestar a la población, y así ganar la confianza en quienes los representan”.

Hay que recordar que el 7 de diciembre del año pasado, se produjo un golpe de Estado, siendo testigos de cómo se ordenó el cierre del Congreso de la República y la reorganización del Poder Judicial, del Tribunal Constitucional, del Ministerio Público, de la Contraloría General de la República, y la Defensoría del Pueblo, entre otros…
Vimos con sorpresa el mensaje del indocto Castillo transmitido desde Palacio de Gobierno en cadena nacional; fue un hecho sin precedentes, un golpe de Estado nefasto del que se podía esperar cualquier cosa.

La pronta y decidida reacción del Congreso de la República fue inmediata al reunirse el Pleno para proceder con la sucesión constitucional y tomar las acciones necesarias hacia quienes habían cometido los crímenes contra el orden democrático. De esta manera, ante la flagrante usurpación de los poderes públicos y de conformidad con los artículos 113 y 117 de la Carta Magna, se declaró la vacancia de la Presidencia de la República con una votación histórica de 102 legisladores.

El procedimiento seguido y la resolución aprobada se fundamentaron en la grave crisis generada por el entonces presidente Castillo y sus secuaces, quienes flagrantemente pretendieron quebrantar el Estado de derecho.

Ese día, las principales instituciones de nuestro país se reafirmaron en la defensa del Estado constitucional de derecho y de la democracia. En este punto, es preciso resaltar la reacción de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional quienes respondieron de acuerdo con lo que establece la Constitución Política.

El Congreso de la República, siguiendo su deber constitucional de preservar la democracia, conjuró ese intento de golpe de Estado de Castillo, el cual fue rechazado por la comunidad internacional, la cual reconoció la sucesión constitucional y al actual gobierno de Dina Boluarte.

Si el actual Congreso de la República no hubiera actuado con decisión y firmeza, hoy nuestra patria viviría en una permanente crisis democrática, con un profundo deterioro del Estado y sin libertades y eso hay que reconocerlo.

No fue necesario recurrir a la fuerza, la democracia se defendió a sí misma, a través de sus propias instituciones.
Han transcurrido poco más de seis meses y queda claro que lo hecho por Castillo y sus huestes fue inconstitucional y ahora la condena a su pretensión es casi generalizada.

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