Lo que vamos a lamentar por no prevenir…

Muchos nos hemos cansado de repetir que las organizaciones terroristas han mutado, tanto en sus denominaciones como en sus métodos. Ahora ya nadie habla de Sendero Luminoso porque tal denominación se utilizó para identificar a la organización más sanguinaria liderada por Abimael Guzmán para imponer el terror como medio para destruir la economía del país y acceder al poder, quien, públicamente, se identificaba como el líder, no de Sendero sino del Partido Comunista del Perú Marxista Leninista Maoísta, por el luminoso sendero de José Carlos Mariátegui declarándose la cuarta espada de la revolución y creador del llamado ”pensamiento Gonzalo”.

Ahora no hay Sendero Luminoso, pero sí Partido Comunista del Perú, Marxista, Leninista Mariateguista. Ahora conocemos Movadef, Conare, Fenatep y demás yerbas cuya ideología es un calco del “pensamiento Gonzalo”.
Ya no sufrimos los llamados “paros armados” mediante los cuales se imponía una especie de huelga, o local o regional o nacional, en los cuales la muerte era el castigo a la desobediencia social.

Sin embargo, con la teoría del la “no criminalización de la protesta” a la cual muchos políticos y, casi todos los de la izquierda radical, le confieren como elemento intrínseco, la potestad de la violencia no reprimible, muchas veces armada, que destruye bienes públicos y privados con saqueos, incendios y homicidios, que toma carreteras e incendia campamentos mineros, que paraliza toda inversión en minería o en cualquier actividad económica que no sea compatible con sus intereses. Ya lograron una parcial parálisis económica en el Perú que enfrenta hoy una recesión y estanflación sin políticas coherentes para enfrentarlas teniendo ad portas la reunión de Apec en la cual no sabemos qué vamos a ofertar a los grandes inversionistas que vendrán al país.

En tal escenario apareció el crimen organizado transnacional que se ha apropiado de nuestras ciudades lotizándolas para instaurar todas las modalidades delictivas posibles e imponiendo a todo emprendedor el pago de cupos bajo amenaza de muerte cuya sentencia es ejecutada por un enjambre de sicarios en motos lineales, beneficiándose con ingentes cantidades de dinero sin descartarse su alianza con el narcotráfico, tala ilegal, minería ilegal y la vergonzosa trata de personas prostituyendo miles de niñas sin ninguna contemplación. Tal es su poder que pueden corromper al sistema de justicia, a las fuerzas de seguridad y superar el poder de fuego de la policía atacando y matando impunemente en grandes centros mineros como Pataz en La Libertad cuyo gobernador regional guarda un deleznable silencio.

Parece que ya estamos cerca de lo vivido por Colombia cuando Pablo Escobar le declaró la guerra, pero nuestra situación se vuelve crítica porque nuestra economía está paralizada y no tenemos líderes políticos que muestren coraje y asuman su responsabilidad. Todos miran hacia otro lado para que la CIDH no les acuse prefiriendo perseguir y encarcelar a los que nos defienden.

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