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Lo que se llevó y nos deja el 2022

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Fecha Publicación: 26/12/2022 - 23:40
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En este último artículo del año 2022 creo válido mencionar como hecho destacado del período que el Perú se libró de un personaje siniestro, en todo lo que significa esa expresión de dañoso, malintencionado, proclive al mal, según fue Pedro Castillo como presidente de la República.

Sin duda el torpe golpe de Estado perpetrado por Castillo el 07 de diciembre último fue el ariete que derribó la muralla que el golpista tenía construida al interior del Congreso de la República y que hasta ese momento, pese a múltiples evidencias de inutilidad funcional y corrupción, impedía se le aplique la previsión constitucional destinada a proteger al país de un mandatario incapaz moral permanente.

Oportuna orden de detención judicial, basada en flagrancia delictiva, y la decidida acción ciudadana que le bloqueó preventivamente todo acceso, impidió que el nefasto individuo lograra escapar a México como pretendía. Pocos días después, su entorno familiar legalmente más cercano, sus menores hijos y cónyuge, lograron trasladarse al país del norte de América con el salvoconducto otorgado por el Perú luego que el régimen del cuestionado presidente López Obrador les otorgara asilo.

El gobierno de Dina Boluarte (quien nunca debió ser candidata y pienso no fue excluida, como manda la ley, para salvar la plancha presidencial de Perú Libre que hubiera caído si el Jurado Nacional de Elecciones hubiera fiscalizado, como le correspondía, las inscripciones de la fórmulas presidenciales) fue muy expeditivo para otorgarle el salvoconducto a la que múltiples indicios señalan como protagonista de actos de corrupción desde su oficina de primera dama, prontitud que permitió que el expulsado embajador mexicano haga de chaperón y hasta de niñero de la hija menor.

Cierto que el gobierno no podía oponerse al asilo, ya que el Perú no solo es firmante de añejos tratados internacionales multilaterales sobre el tema, sino que la propia Constitución de 1993, Art. 36, reconoce el asilo político y dispone que el Estado peruano acepta la calificación del asilado que otorga el gobierno asilante. Corresponde que la justicia peruana sea expeditiva en la investigación de los presuntos delitos en que está incursa Lilia Paredes y solicite oportunamente su extradición, conforme también prevé el Art., 37 de la Carta Fundamental.

Nos deja el 2022 a una ocupante del cargo de presidente de la República que, quizás por ideología y otras ataduras –presuntamente poco santas- que tiene con V. Cerrón y Castillo, no demuestra consistencia en sus dichos y hechos. A estar atentos, sobre todo, con su cantaleta de asamblea constituyente.

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