Lo que Dina nos debe

Dina Boluarte, la nueva presidenta del Perú toma el mando del gobierno con una gran deuda. Ella fue parte de la cúpula de poder de Pedro Castillo, y por lo tanto nos debe reconducir al país por la senda de recuperación económica y estabilidad política.

Su presencia en Palacio de Gobierno está claramente legitimada al ser parte de la fórmula presidencial (junto con Pedro Castillo y Vladimir Cerrón) que ganó las elecciones generales, y a pesar de que hoy es casi una apestada en el partido gobiernista, para bien o para mal, le toca tomar las riendas del país.

Esta debacle irracional a la que nos había arrastrado el ex presidente Castillo, llega en un momento complejo. La campaña navideña no daba signos de prender, los fondos de emergencias de las AFP y las CTS casi han desaparecido, mientras que el reenganche de un empleo a otro es casi inexistente.

Kurt Burneo se aleja del Ministerio de Economía y Finanzas, dejando a la de Dios el programa Impulso Perú mientras que en el exterior se siguen asombrando como la crisis política no termina de tumbar la economía peruana que aún nos da de comer pero no nos permite sacar a más compatriotas de la pobreza. Seguir por esta senda es suicida, y eso lo han tenido en claro los ex ministros de Economía, incluido el último.

Boluarte nos debe un gabinete bien armado, técnico, pero sobre todo integro. Presentar amigos, cuotas de poder o propuestas irracionales simplemente podrían mandar al tacho todo, absolutamente todo.

Los gremios empresariales, como parte del tejido social, salieron a respaldar la democracia sin embargo todos también han advertido que se requieren acciones rápidas para que la crisis económica peruana no se profundice. Es claro que los descalabros realizados por los pésimos ministros de Trabajo de Pedro Castillo deben ser arreglados con urgencia.
La generación de empleo formal es vital. No puede ser aplazado. Todos los meses la inflación sigue subiendo, las canastas de mercado vienen cada vez más vacías, conseguir empleo es casi imposible, mientras que el descontento social se incrementa. El hambre se siente, y la calle se calienta.

¿Cómo solucionar lo que el COVID-19, la crisis política y los funcionarios corruptos e incapaces han generado? Ese es el gran problema que Dina Boluarte debe solucionar, y el primer paso es elegir un Premier que tenga capacidad de convocatoria, que permita que las ideas fluyan pero que además exija unidad a los ministros.

No podemos ni debemos recaer en las peleas internas que existían entre Kurt Burneo y Alejandro Salas, ex ministro de Trabajo (y quien rápidamente se bajó del barco cuando todo estaba perdido). Si se decide al interior del Gabinete que la dirección es noreste, pues todos deben jalar con dicho rumbo primando la decisión técnica antes que política.

Dina nos debe mucho a todos los peruanos. Nos debe un país con tolerancia cero ante actos de corrupción, nos debe que los ministros sean aptos para el cargo, nos debe transparencia, nos debe gestos que nos digan: aquí acabó la pesadilla.

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