Lo mismito que el año pasado
La elección de la Mesa Directiva del Congreso siempre ha sido uno de los temas favoritos del debate político del mes de julio. Todos los años hay expectativas por los congresistas que tendrán bajo sus hombros el funcionamiento del Congreso.
Cada inicio de legislatura anual conlleva también a la recomposición de las Comisiones Ordinarias, que actualmente son 24, y con ella también los cambios en las presidencias y vicepresidencias de cada una de ellas.
Es decir, que cada año dicha recomposición del mayor órgano directivo del Congreso y de las Comisiones Ordinarias generan, quieran o no los parlamentarios, un clima de incertidumbre y retroceso. La elección de la Mesa Directiva se lleva a cabo el 26 de julio y la recomposición de las Comisiones Ordinarias casi todo el mes de agosto, es decir que durante el quinquenio de cada Congreso se invierten cinco meses en estos procesos.
Ahora bien, se entiende que la composición fragmentada del parlamento en 13 bancadas justificaría este modelo, ya que al no haber una mayoría absoluta es conveniente, desde la perspectiva político-congresal, que existan estos permanentes cambios.
Pero, ¿es lo más recomendable para la marcha del Congreso estar cambiando de autoridades durante cinco meses cada año? Creo que no, porque cada presidente del Congreso y demás vicepresidentes, aunados a los 24 presidentes de las Comisiones Ordinarias, tienen distintos pareceres y cambian cada año desde el equipo técnico que los acompaña hasta las prioridades legislativas.
No es la primera vez que reflexiono sobre esto y no es la primera vez que propongo que para que exista estabilidad y orden en el trabajo parlamentario, el presidente del Congreso y los presidentes de las Comisiones Ordinarias deben durar, por lo menos, dos años y medio, así como los integrantes de estos últimos, para tender a una especialización en los temas que estudian.
El modelo actual, el cual tiene muchos años, es bueno para la alternancia, pero dicho de otro modo, es bueno para que 120 congresistas puedan al menos presidir una Comisión durante los cinco años, pero no para que el Congreso funcione mejor. Lo que el parlamento necesita es estabilidad y predictibilidad en el trabajo para que el gobierno y la sociedad, donde incluyo también a los empresarios, sepan cuál es el terreno político parlamentario en que se moverán. El parlamento precisa de reformas profundas para trabajar mejor.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.