A llorar al monte, señoritos oenegeros
Las ONG acaban de recibir un golpe determinante, del cual la mayor parte de ellas no conseguirá recuperarse, al menos, en los siguientes cinco años. Hasta el martes 21 de enero, el USAID era el panal de rica miel al que mil moscas (ONG) acudían, en busca de multimillonarias asignaciones para, básicamente, financiar iniciativas destructivas. La inmensa parte de las cuales revertirán como unos misiles de carga nuclear contra los intereses del mismísimo Tío Sam; dueño de esa agencia creada por la gran nación de América para impulsar el desarrollo de países pobres como el nuestro. No obstante, las mañosas ONG –acostumbradas a sacarle la vuelta a todo el mundo– hacían lo que les viniese en gana con aquellos fondos. Muy en especial, propiciar iniciativas dirigidas a promover el totalitarismo en esta parte del planeta. Es decir, con dinero norteamericano socavar las bases del capitalismo que reina en aquel poderoso país del norte.
Gobiernos pusilánimes, como el de Joe Biden –impávidos frente a la expansión del marxismo en Sudamérica; impulsada por la cúpula totalitaria manipulada por Cuba, Venezuela, Nicaragua, etc.– han malversado billones de dólares remesados a través de USAID a esta región, “para propiciar su desarrollo”. Sin embargo, dichos recursos fueron derivados a fomentar el totalitarismo en esta parte del continente. Tanto que, por primera vez, la mayoría de países latinoamericanos los presiden mandatarios comunistas.
Pero esto se acabó con la llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca. En efecto, este miércoles apareció publicada una Orden Ejecutiva firmada por Trump ordenando que durante 90 días quedan suspendidos todos los programas de ayuda al exterior de EE. UU., para determinar si los actuales se encuentran alineados con los objetivos políticos del nuevo gobierno. El fundamento del decreto precisa que la “industria de la ayuda exterior y la burocracia no están alineadas con los intereses estadounidenses y en muchos casos son antitéticas a los valores estadounidenses, y sirven para desestabilizar la paz mundial, al promover ideas en países extranjeros que son directamente inversas a las relaciones armoniosas y estables internas y entre países”.
El multimillonario aporte que implican esos fondos de USAID, para las ONG, ha significado su mayor fuente de financiamiento. Pero el flamante secretario de Estado de USA, Marco Rubio, acaba de indicar que “cada dólar que se gaste y cada política que se persiga debe justificarse con la respuesta a tres preguntas simples: ¿Esto permitirá que Estados Unidos sea más seguro? ¿Hace que Estados Unidos sea más fuerte? ¿Hace que Estados Unidos sea más próspero?”.
Trump lleva ya tiempo criticando la ayuda exterior norteamericana, no obstante que representa alrededor de 1% del presupuesto federal, “excepto circunstancias inusuales”. Y obviamente, esos desembolsos que ha venido realizando USAID en el Perú no califican con ninguna de las preguntas antes señaladas.
A llorar al monte, señoritos de la ONG derechohumanistas, pro marxistas, autoras de libretos “artísticos” pro comunistas, pro gay, etc. Y recuerden que EE. UU. acaba de declarar que, en esa nación, solo existen el sexo femenino y el masculino.
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