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Liquidación de empresas al estilo del Fonafe

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Fecha Publicación: 10/07/2023 - 21:50
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En agosto de 1999, en la recta final del segundo mandato fujimorista y camino al tercero, se creó el Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado (Fonafe), que se convirtió en un gran holding, que a la fecha administra 33 empresas de propiedad estatal; una institución, EsSalud, y dos empresas de propiedad de ésta: una de seguridad, Esvicsac, y una de limpieza, Silsa.

El sector empresarial privado y la clase política que lo defiende siempre se han mostrado muy favorables al manejo del Fonafe, lo ven según su particular punto de vista, como el ente controlador del dispendio de los recursos estatales. Particularmente no lo percibo así, sino como una corporación recaudadora de los resultados netos para aportar al Presupuesto General de la República, poco preocupada en la gestión y una traba para la inversión en las empresas a su cargo.

Un ejemplo elocuente de lo que afirmo se tiene en la cantada liquidación de la empresa Esvicsac, que por lo menos durante 24 de los 36 años de su existencia, fue un agente importante del sector seguridad, ante la preocupación de sus competidores. A partir del 2011 pasó a ser controlada por el Fonafe y fue perdiendo competitividad, ante las limitaciones para invertir, el desinterés de su propietario EsSalud, de su controladora y la incompetencia de sus directores y gerentes.

El abandono que ha sido sujeto, la ha llevado a cifras injustificables al cierre del 2022: deudas que son 5.2 veces su capital social y resultados de pérdidas acumuladas por 42% del capital. Este año se ha llegado al extremo que les corten los servicios de electricidad y saneamiento y se les deba al personal (4,500 trabajadores) el equivalente a tres meses de sueldo.

La negligencia en este manejo la comparten el Fonafe y EsSalud; la empresa bien manejada, lo que implica la inversión permanente en innovación tecnológica y capacitación de personal, podría ser competitiva en el mercado. Su liquidación favorecerá a otras empresas del sector privado, de rango medio y pequeño, cuando estuvo llamada a lidiar con las grandes.

Esta situación dice mal del indebidamente ponderado Fonafe que con su visión limitada y nada proactiva, en lugar de ser una colaboradora, se ha convertido en obstruccionista.

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