Linda obra
Después de casi diez años volví a usar el gran aldabón de bronce para llamar a la puerta de Entre Nous. Teníamos una reunión con Linda Ibáñez de Aguirre para conversar y ver “100 años. Asociación Entre Nous”, volumen que con un simbólico tiraje de cien ejemplares ha editado para poner en fresca memoria la larga, fructífera, sorprendente historia de gestión y realización de una tarea en la que el lema de Entre Nous, Cultura Amistad Comprensión, ha sido desde el 2 de diciembre de 1911, la luz del faro para la propuesta que Francisca-Paquita-Benavides Diez Canseco dio a la vida en el Casino de Chorrillos. Hija de las ideas recogidas por ella durante los años que vivió en Francia junto a su padre, Alfredo Benavides Cornejo, Cónsul del Perú en el puerto francés el Havre, nació la Biblioteca Entre Nous. Eran los finales del siglo XIX, nuevamente se abren en París los salones literarios, las mujeres leen, conocen, discuten comparten con filósofos, escritores, músicos dando germen y raíz a un empoderamiento que genera cambios y busca libertades. Ella las vive y hace suyas. A su regreso a Lima ve el estado de modorra en que se acomoda un sector de la sociedad limeña y sin demora da la idea. Es bien recibida, toma cuerpo y después de la primera “ventana de reja” estuvo en varios locales hasta llegar a la Casa de Larriva que hoy ocupa en jirón Ica en la calle antiguamente conocida como Recogidas viejas.
Lo que Linda con su elegante y cuidada publicación está dando a conocer de la Asociación Entre Nous es para quienes desde fuera mayormente desconocemos, no imaginamos ni sospechamos de esta tan grande obra gestionada y realizada por mujeres extraordinarias es realmente sorprendente. Obra que en las páginas del volumen, con textos y dirección editorial de Linda Aguirre, se abre y muestra mucho más allá de lo que el historiador Raúl Porras Barrenechea llamó “…pequeño relicario de lectoras…..” que con tesón peruano de espíritu abierto pudieron dar vida, construyeron y compartieron ese amazónico caudal de conocimientos, Cultura Amistad y Comprensión, gigantesco tesoro acumulado durante el camino hasta la Casa de Larriva donde se custodia y defiende con acciones como la que Linda exitosa y brillantemente ha cumplido.
Conversando recorremos la gran Casa de Larriva que gracias a la gestión de Belén de Osma y Pardo y los 300,000 soles, generosa donación de los señores Gildemeister, pudo comprarse y con la restauración y puesta en valor por el arquitecto Rafael Marquina, fue la primera recuperación de un bien monumental. Se abrió al público en 1955. Antes que ellas la ocuparan, la historia de esta joya de la arquitectura limeña del siglo XVIII puede rastrearse desde 1694 cuando el monasterio de Santa Rosa compra a Juan de Atienza el solar que en 1748 venden a Pablo Patrón de Arnao, éste en 1787 lo vende a Francisco Pérez que edifica una casa que luego en 1794 compró el rico naviero Vicente de Larriva que le da el esplendor y esa antigua calidad que hoy se disfruta.
En el salón del piano conversamos sentados junto a la ventana de hermosa reja que mira al segundo patio donde verdean viejos naranjos y brillan antiguos azulejos. Desde un imponente óleo Belén de Osma y Pardo nos mira. Hago unos retratos de Linda y seguimos en ruta al auditorio en que vi ‘El año pasado en Marienbad’, película de 1961 dirigida por Alain Resnais con guión de Alain Robbe-Grillet, que marcaron un punto de quiebre en la narración y la mirada cinematográfica; vamos al comedor donde reina la Virgen de la Alcobenda, brillan los dragones en el cuero de las veinticuatro sillas del comedor de la familia Sánchez Concha, una de las muchas donaciones que las socias han hecho a Entre Nous. En la biblioteca, Fanny Zoila Ávalos, limpia antiguas ediciones, Lucho Asturino hace tareas que heredó de su padre, también Lucho. En el oratorio, mirando a la efigie de Santa Rosa, patrona de la Asociación, Linda casi en confesión dice “tenemos que regresar a la acción”. La pandemia puso la mano pero ella la quitó con su libro en que puede verse la inagotable lista de acciones realizadas en conferencias, teatro, música, exposiciones de escultura y pintura, conversatorios, que forman las páginas de testimonios que no pueden olvidarse y ella quiere regresar porque no sólo son una historia de la Asociación Entre Nous y la casa en que estuvieron acogidos el Instituto Italiano de Cultura, el Instituto Goethe, el de Cultura Hispánica, sino por ser parte de la gran historia de la ciudad y de esa voluntad de peruanas universales.
Linda Ibáñez de Aguirre, presidenta por ocho años de Entre Nous, es un ejemplo que merece ser conocido. Le agradezco el libro y la estupenda mañana.
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