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Libertad como Ausencia de Dominación

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Fecha Publicación: 15/09/2024 - 21:40
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El filósofo y político Philip Pettit propuso el concepto de “libertad como ausencia de dominación”, más allá de la no interferencia. Si la dominación ocurre cuando otros tienen la capacidad de interferir en nuestras vidas, sin controles o restricciones, la libertad no es solo la posibilidad de actuar sin obstáculos, sino la protección contra la posibilidad de que un individuo, grupo o Estado ejerza control total sobre nuestras decisiones.
Este enfoque sobre la libertad es fundamental en el debate entre democracia y autoritarismo. En las democracias, los controles y equilibrios institucionales buscan evitar la concentración arbitraria del poder en manos de unos pocos. Las elecciones libres y justas, la división de poderes y el respeto por los derechos humanos son mecanismos para garantizar que ningún líder o partido pueda dominar a los ciudadanos. En contraste, los regímenes autoritarios buscan concentrar el poder en manos de una persona o partido único para lograr el control.
La democracia, como forma de gobierno, se basa en la participación ciudadana, la pluralidad de ideas, protegiendo los derechos civiles y políticos. Como sistema, aunque imperfecto y a veces ineficiente, promueve el bien común a través del debate y el consenso, para evitar la concentración del poder. Los gobernantes son responsables ante los gobernados, así, los ciudadanos podrán removerlos si no cumplen con sus deberes, impidiendo una autoridad incontrolable.
El autoritarismo restringe la libertad, con poderes centralizados en manos de pocos. El régimen chino, con la “Civilización Global” y el “Socialismo con Características Chinas”, busca ejercer control absoluto sobre la vida política y social. El sistema de “partido único” de China, Cuba o Vietnam no ofrece verdaderas elecciones, impidiendo cambios en el poder. Aunque China ha logrado un impresionante crecimiento económico, su versión autoritaria del capitalismo que busca exportar al mundo sacrifica las libertades individuales.
Regímenes autoritarios como en Rusia, bajo Vladimir Putin, manipulan elecciones para asegurar su permanencia en el poder, reprimir a la oposición, controlar los medios de comunicación, dominando la narrativa. En Irán, el poder teocrático-militar se centra en el Líder Supremo y la Guardia Revolucionaria, quienes deciden todos los aspectos de la vida política, seleccionando a los candidatos en las elecciones.
El incremento del autoritarismo es una tendencia preocupante. Las democracias experimentan retrocesos, con líderes que avalan prácticas autoritarias justificándolas o negándose a reconocerlas, fenómeno evidenciado con la represión venezolana en América. Los regímenes autoritarios crean alianzas, actuando en bloque para desafiar los principios democráticos, convirtiendo la dominación y represión en norma.
En este contexto, las categorías tradicionales de izquierda y derecha pierden relevancia, ya que el autoritarismo no distingue entre ideologías políticas; su esencia es la concentración del poder, eliminando el pluralismo. La libertad como ausencia de dominación permite entender cómo la democracia empodera al individuo, limitando el control frente al poder arbitrario del autoritarismo, independientemente de su signo ideológico.
El reto no es solo defender la democracia como sistema político, sino como cultura que valore la libertad en contra de la dominación. El mundo enfrenta un gran desafío con el incremento del autoritarismo y la desafección hacia la democracia. La lucha contra bloques autoritarios es una batalla por la justicia y la libertad, preservando valores y fundamentos democráticos, reforzando instituciones, promoviendo el pluralismo. Hoy, la defensa de la libertad, más allá de la ausencia de interferencia, debe ser entendida como una barrera contra la dominación.

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