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LGTBI: El disfrazperfecto para algunas empresas

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Fecha Publicación: 21/08/2023 - 00:20
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Las minorías tienen derechos. Luchar por lograr mejores condiciones, oportunidades laborales, y respeto social a su dignidad tiene una meta clara: el éxito. Es algo objetivo por lo cual luchar. Estoy segura que un planteamiento de esa magnitud tendría mucho mayor aceptación de diversos sectores y apoyo de posiciones críticas como la mía. La verdadera victoria será que minorías como la comunidad LGTBI, en especial aquellos de bajos recursos, puedan tener un objetivo en la vida, gracias al acceso a la educación, trabajo y oportunidades como derecho. Decir “abogades” no hará que la falta de derechos de este grupo desaparezca.

El 8% de la población peruana adulta se considera parte de la comunidad LGBT. Existen más de 1.7 millones de peruanos en esta comunidad y no todos tienen los accesos para lograr un desarrollo económico y social. Entonces, ¿por qué BCP, BBVA, Tottus, JW Marriot o Movistar pintan una vez al año sus logos con los colores LGTBI, en lugar de plantear una posición empresarial y política para ayudar realmente a este grupo social? ¿Todo es pose, modelaje o estrategia de marketing? ¿Alguno de ustedes que han asistido a Tottus, BBVA o BCP han sido atendidos en la ventanilla de pago por algún transgénero? En estos años, no he tenido ni una sola experiencia de atención con algún miembro visible de la comunidad.

La inclusión no se hace efectiva con símbolos. La inclusión se hace efectiva con hechos. ¡Despierten, amigos trans! No se arrodillen ante empresas que se disfrazan una vez al año de LGTBI, pero por otro lado no están dispuestos a contratar a un trans en pleno proceso de transición. El hecho concreto que permitirá el inicio del cambio en la mentalidad del peruano respecto a la comunidad LGTBI- no importa cómo se sientan o cómo se vistan- es su acceso al sector laboral. La pregunta es: ¿los empresarios están dispuestos a contratar a un hombre que se ha convertido en mujer-en el aspecto físico- y atienda a los clientes que sienten rechazo por este grupo social? ¿Se atreven Movistar, BCP o Papachos contratar a transgéneros que se ubiquen en las ventanillas o lleven los alimentos a los clientes? Definitivamente, no. Porque a los asesores de marketing les encanta colgarse de causas estacionales.

La mayoría de las personas trans viven en la pobreza y la exclusión. Para poder sobrevivir, recurren a la prostitución y delincuencia. En nuestro país, según Ipsos, las personas homosexuales, trans y bisexuales son más discriminadas que aquellas personas con VIH o SIDA: los trans tienen un 71% de discriminación. El peruano prefiere tener cerca a un diagnosticado con VIH que a un transgénero. Conociendo estas actitudes sociales, ¿ustedes creen que las empresas que se disfrazan de colores provocarán a los clientes por defender a las minorías discriminadas? No lo creo. Ninguno pone el primer discurso para incluir a estas personas en su ámbito laboral.

Pero en un estado de derecho, no es el empresario quien debe presionar por estos derechos negados. Es el Estado peruano el que debe instaurar el respeto pleno a este grupo social; y no por ser “diferentes”, sino por el simple hecho de ser seres humanos y que necesitan las herramientas para sentirse realizados. Empecemos por las escuelas de primaria: nuestros niños no necesitan pensar que un hombre pueda ser mujer. Sólo necesitan respetarlos por ser seres humanos. Eso hará que las personas trans puedan estudiar e ingresar al ámbito laboral. No son personas con capacidades especiales; solo se sienten diferentes. No necesitan ningún trato especial; sólo necesitan igualdad e independencia.

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