¡Legislación bipolar!

El trastorno de la “legislación bipolar” es una afección mental por la que los legisladores muestran cambios marcados o extremos en el estado de ánimo. Por un lado, tienen períodos hiperactivos y proyectan, por ejemplo, una ley antimonopolio de control previo de fusiones y adquisiciones empresariales. En este estado alcanzan placeres sublimes de efusividad, como en “soy un dios y veo el futuro de las fusiones que apruebo y que no apruebo”. En esto los legisladores no están mal, están pésimo.

Por el lado del Ejecutivo, también los funcionarios de Energía y Minas caen en períodos tristes y depresivos causados por la libertad empresarial y la libre competencia. Desde ese abismo, para volver al estado sublime proyectan una norma dirigista, prebendista y mercantilista en favor del monopolio del Gas Natural (GN) por red de ductos, contraria a su sana competencia, el Gas Natural Comprimido (GNC) y el Gas Natural Licuefactado (GNL) con transporte terrestre. En esto, nuevamente, no están mal, están pésimo.

En efecto, el Ministerio de Energía y Minas con un proyecto de decreto supremo quiere tirarse abajo que los agentes habilitados para la comercialización de GNC o GNL puedan vender a los consumidores directos de GNC o GNL en todo el territorio nacional, incluidas las zonas donde exista concesión de distribución de gas natural por red de ductos.

Frente a esto hay que decir que una norma que facilita la libre competencia está bien y en concordancia con el artículo 61 de la Constitución, pero un proyecto de norma que autoriza o establece un monopolio, no. Así de simple. El proyecto de decreto supremo tiene exposición de motivos. Confieso que cuando la leí pensé que me habían metido como por un tubo a la Argentina del peor kirchnerismo dirigista, prebendista y atravesado, de la historia.

Señores del Estado peruano: “por amor de Dios, tomen litio y sepárennos de sus trastornos bipolares contrarios a la Constitución”. (Andrés Balta)